Hace diez años, gracias al reconocimiento médico anual de su empresa, Laureano, un padre de familia de 42 años, detectó problemas en su audición y acudió al especialista. Tras realizarle varias pruebas, comprobaron que había perdido hasta un 40% de capacidad auditiva en ambos oídos, lo que más tarde derivó ...
Hace diez años, gracias al reconocimiento médico anual de su empresa, Laureano, un padre de familia de 42 años, detectó problemas en su audición y acudió al especialista. Tras realizarle varias pruebas, comprobaron que había perdido hasta un 40% de capacidad auditiva en ambos oídos, lo que más tarde derivó en una pérdida auditiva profunda. Dos años más tarde, comenzó a percibir una pérdida del campo visual que se fue agravando y todavía, hoy en día, se encuentra en proceso de estudio. Todo apunta, en ambos casos, a factores genéticos.
En el marco de la Semana de la Sordera, Laureano explica cómo pasó de tener una vida de deportista, federado, y montar en moto con mi hijo, a cambiar su vida: "Te aíslas totalmente y quedas apartado de la gente. No eres autosuficiente. Yo lo deseaba, pero te viene este problema y no puede ser. Te creas una burbuja y necesitas la comprensión por parte de tu familia. Ha sido difícil que entiendan al 100% lo que está pasando, hasta que se dan cuenta de lo que hay".
En palabras de la Dra. Eva Flores Carmona, especialista en Otorrinolaringología en el Hospital Universitario Virgen de la Victoria (Málaga): "La sordoceguera es una deficiencia que compromete dos sistemas sensoriales complejos: el visual y el auditivo. Por su parte, la pérdida auditiva puede ser parcial o total, lo que junto con la pérdida visual ocasiona un importante deterioro en la comunicación y el lenguaje, así como en la orientación y la movilidad. Todo ello afecta, en consecuencia, en la autonomía del paciente".
Es importante tener en cuenta que nuestros estímulos de aprendizaje vienen del oído y la vista, independientemente de los demás sentidos. Ya de por sí, "el bebé sano nace con una huella auditiva, que es el ruido del corazón de su madre, a lo que después se suma la melodía de la voz de su madre. Esa huella auditiva se va desarrollando después del nacimiento y se asocia la entonación del mensaje oral con la imagen visual de la persona que generalmente le habla en los primeros meses. Después, va reaccionando y reconociendo la melodía y la entonación de su otro progenitor y, así, sucesivamente", apunta Esther Valdeolmillos, logopeda en el Hospital Universitario Virgen de la Victoria (Málaga).
Como cualquier caso de hipoacusia, debe tratarse de manera temprana con prótesis auditivas y, en casos avanzados, se debe valorar la posibilidad de un implante coclear. Para esta última, es necesario realizar una serie de pruebas audiológicas, de imagen y evaluaciones logopédicas con el fin de seleccionar a los candidatos adecuados.
Si la sordoceguera es adquirida, se puede intervenir la pérdida auditiva de forma temprana con cirugía, prótesis e implantes. "Para una persona sordociega, la implantación coclear es abrir de nuevo una ventana al mundo. La recuperación de la audición le permite comunicarse y evitar el aislamiento social, facilita la inserción laboral, disminuye en gran medida el deterioro cognitivo del paciente y el desarrollo de enfermedades como la depresión", señala la Dra. Flores.
En este aspecto, Laureano comenta como conoció el implante coclear: "Fue gracias a la ONCE. Yo usaba audífonos, pero ya no me valían, estaba cansado, no terminaba de escuchar bien. El implante me ha cambiado la vida. La operación fue muy bien, cuando me pusieron la parte exterior fue alucinante. No me lo podía creer. Al principio no entiendes, necesitas rehabilitación. Escuchar el silbido de un pájaro, escuchar el agua… para mí era flipante, no me lo creía. Doy las gracias a todo el equipo médico y a MED-EL".
En el tratamiento de la hipoacusia de personas sordociegas con implante coclear no existe ninguna diferencia respecto a las que solo padecen pérdida auditiva; las indicaciones son las mismas y la técnica quirúrgica no difiere en gran medida. "Sin embargo, por el evidente impacto vital de esta doble pérdida sensorial, las personas sordociegas tienen prioridad en cualquier programa de implante coclear del sistema público", añade la doctora.
El valor de la logopedia
Tal y como señala Esther Valdeolmillos, el objetivo de la rehabilitación auditiva es "ayudar al usuario a comprender el funcionamiento de su prótesis y entender qué es lo que ocurre para conseguir una mejora en su calidad de vida. Hay que concienciar al paciente de que se trata de un proceso de adaptación y explicarle la diferencia entre escuchar y comprender. No obstante, todo dependerá del tipo y el tiempo de pérdida auditiva".
"Los primeros pasos para realizar la rehabilitación, como decía, pasan por la audición y la vista. Son los cimientos para prestar atención y procesar la información perceptivo visual y perceptivo auditiva que se dan de forma sincronizada. El terapeuta del habla y la audición comienza a hacer consciente de forma progresiva al usuario, ayuda a condicionarlo al sonido, a estar alerta a lo que escucha y preguntar o buscar la fuente sonora. Así, nuestro trabajo es acompañar y disipar angustias en los comienzos y, posteriormente, conseguir el máximo objetivo de la rehabilitación, que es la comprensión del habla", añade Valdeolmillos.
"Gracias a la rehabilitación puedo decir que mi calidad de vida ha dado un cambio de 180 grados porque soy más autosuficiente. Esto es como nacer de nuevo. Soy una persona joven y me hacía falta esta solución", destaca Laureano.