En torno al 90% de la información que se recibe a la hora de conducir llega a través del sentido de la vista, por lo que es necesario conducir con unas condiciones visuales óptimas, sobre todo durante la noche. Las condiciones de baja luminosidad hacen que los ojos se tengan ...
En torno al 90% de la información que se recibe a la hora de conducir llega a través del sentido de la vista, por lo que es necesario conducir con unas condiciones visuales óptimas, sobre todo durante la noche. Las condiciones de baja luminosidad hacen que los ojos se tengan que adaptar a una "situación extrema" para la que el sistema visual de algunas personas no está preparado.
De hecho, según la última edición del Estudio de la Visión en España, realizado por Clínica Baviera, el 42% de las personas que tienen miopía y el 30% de las que tienen astigmatismo se sienten más limitadas a la hora de conducir por la noche. Los oftalmólogos de Clínica Baviera advierten de la importancia de mantener en buenas condiciones la salud visual, sobre todo en invierno donde hay un menor número de horas de luz natural y los problemas a la hora de conducir pueden hacerse más patentes, sobre todo si se unen a condiciones meteorológicas adversas como la niebla o la lluvia.
Las principales limitaciones a la hora de conducir por la noche es la falta de luz, que puede reducir de forma considerable la agudeza visual, la percepción de los colores y la disminución del campo visual. "La alteración de la visión nocturna puede hacer que esta sea menos clara, que suframos deslumbramientos por las luces de la calle o de otros vehículos y ocasionar problemas tales como la fatiga ocular", subraya el doctor Fernando Llovet, oftalmólogo cofundador de Clínica Baviera. En este sentido, desde la DGT recomiendan siempre llevar la altura de las luces bien reguladas y estar atentos a cambiar las luces de largas a cortas al cruzarnos con otros vehículos.
Uno de los problemas que suele manifestarse por la noche en la mayoría de las personas, sean o no miopes, es la miopía nocturna. "En estos casos existe un desajuste en la acomodación del cristalino para ver los detalles que, debido a la poca luz, hace que se vean borrosos los objetos lejanos, lo que genera inseguridad, sobre todo al conducir. Pero únicamente ocurre en condiciones de baja iluminación y no por un problema visual", indica el doctor Llovet. En estos casos, la mejor solución que se conoce para corregir la miopía nocturna suele ser el uso de gafas o lentes de contacto adecuadas para la conducción en este tipo de situaciones.
Otro problema visual que puede aparecer por la noche es la ceguera nocturna o nictalopía, un problema de visión que se produce cuando, debido a la falta o escasa cantidad de luz, al paciente le resulta imposible ver que tiene alrededor. "Aunque es natural que con pocas condiciones de luz veamos menos, las personas que tienen ceguera nocturna suelen tener dificultades para realizar una actividad normal y para desenvolverse en situaciones con poca iluminación, no sólo para la conducción, sino, por ejemplo, en salas de cine, locales de ocio poco iluminados, espacios cerrados sin iluminación natural, etc", subraya Llovet. Algunas condiciones que pueden favorecer la ceguera nocturna son la miopía, las cataratas, el déficit de vitamina A, el uso de determinados medicamentos, la retinitis pigmentaria o las anomalías congénitas.
Aunque no hay un tratamiento específico para mejorar la visión nocturna, los oftalmólogos de Clínica Baviera recomiendan seguir unos consejos que pueden contribuir a mejorarla:
Tomar suficiente vitamina A: esta vitamina ayuda a frenar la pérdida de agudeza visual causada por el envejecimiento y protege la retina de posibles enfermedades. Algunos alimentos ricos en vitamina A son las zanahorias o las espinacas.
Usar gafas de color rojo: se recomienda usarlas antes de llegar a un ambiente poco iluminado para que los ojos se vayan adaptando a la oscuridad de forma progresiva.
Evitar la mirada directa a las fuentes de luz.
Mantener los ojos en movimiento y parpadear de forma frecuente.
Evitar el consumo de alcohol y tabaco.
Controlar enfermedades subyacentes que puedan comprometer a la visión: como la diabetes o la retinitis pigmentaria.
Descansar los ojos.
Revisarse la vista de forma periódica: sobre todo será necesario acudir al oftalmólogo en caso de notar problemas relacionados con la ceguera nocturna.