La temporada de invierno está cada vez más cerca por lo que son muchos los que se preparan ya para los deportes de nieve. Por ello, los oftalmólogos de Clínica Baviera advierten de la importancia de proteger los ojos al esquiar o practicar cualquier actividad en lugares con nieve, ya ...
La temporada de invierno está cada vez más cerca por lo que son muchos los que se preparan ya para los deportes de nieve. Por ello, los oftalmólogos de Clínica Baviera advierten de la importancia de proteger los ojos al esquiar o practicar cualquier actividad en lugares con nieve, ya que el reflejo de la luz del sol en ella potencia los efectos de una exposición prolongada a la radiación ultravioleta y puede causar quemaduras en la superficie del ojo, provocando fotoqueratitis. Lo llaman la ceguera u oftalmia de la nieve y para evitarla es fundamental, lo primero, protegerse los ojos con unas gafas adecuadas.
La fotoqueratitis es un problema visual generado por los rayos ultravioleta procedentes del sol. "El sol puede quemar los ojos al igual que hace con la piel, en este caso lo que hace es dañar la capa superficial de la córnea y la conjuntiva, así como el interior del párpado. Si a esto le añadimos que estamos en la montaña donde la altitud suele ser muy elevada el daño puede ser mayor", asegura el doctor Fernando Llovet, oftalmólogo cofundador de Clínica Baviera. Esto se debe a que se estima que la nieve refleja un 80% más la radiación ultravioleta que otras superficies. Además, cuando nos encontramos a mayor altitud, la atmosfera es más delgada y hay menos filtración de la radiación UV.
Algunos de los síntomas que pueden producirse como consecuencia de la exposición al sol durante la práctica de esquí, snowboard u otros deportes de nieve pueden ser enrojecimiento, dolor, hinchazón, visión borrosa, sensibilidad a la luz, sensación arenosa, inflamación de la conjuntiva e incluso dolores de cabeza y pérdida temporal de la visión. "Estos síntomas pueden desaparecer entre las 6 y las 48 horas después de la exposición al sol, pero es importante tener el tiempo de exposición en cuenta, porque cuanto más estemos expuestos sin protección, mayores serán los daños", advierte el doctor. Algunos de esos daños pueden derivar a largo plazo en problemas relacionados con el envejecimiento de la piel del contorno y de los propios ojos, desarrollo de cataratas y otras dolencias más graves.
Para prevenir estos problemas es recomendable llevar sombreros, gorras o viseras; hacer descansos en sombra y emplear protector solar también en el contorno de los ojos y párpados y, por supuesto, utilizar gafas de sol que bloqueen eficazmente la radiación ultravioleta. "En el caso de la alta montaña, que es donde se suelen practicar estos deportes, lo aconsejable son las gafas de filtro de categoría 4, que es una lente muy oscura que absorbe el 82 y 92% de la luz y son las más adecuadas para sol extremo como el de la nieve. Además, también nos protegerán del viento que puede irritar también los ojos o favorecer que nos entre un cuerpo extraño en el ojo", explica el doctor Llovet. Además, es conveniente que presten una visión periférica para evitar la distorsión lateral, que se ajusten correctamente con una cinta regulable para evitar su movimiento o caída durante la actividad, y que tengan lentes resistentes a los impactos, una montura flexible y mejor que tengan la opción de anti-empañamiento.
¿Qué hacer en caso de tener molestias?
En caso de notar molestias tras la práctica de deportes en la nieve lo aconsejable es evitar la radiación solar e incluso aislarse en una habitación oscura. Además, si se es usuario de lentillas es conveniente quitárselas para evitar una mayor irritación. "También puede resultar de ayuda colocar un paño frío sobre los ojos cerrados, usar lágrimas artificiales y no frotarse los ojos", recomienda el doctor Llovet. En caso de que los síntomas persistan será necesario acudir a un oftalmólogo para valorar el daño y orientar sobre el tratamiento más adecuado a seguir.