Cada vez vemos más borroso. Cada vez somos más miopes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta de que en 2050 el 50% de la población tendrá miopía. Y los niños no escapan a esta tendencia: dos de cada diez niños de sexto de primaria en Madrid tienen miopía. Esta es una de las conclusiones del `Estudio de prevalencia de la miopía infantil en la Ciudad de Madrid´, realizado por la Asociación de Miopía Magna con retinopatías (AMIRES).

La asociación ha querido poner sobre la mesa de debate un tema de gran relevancia para la Salud pública. "La cuestión no es tanto que se hable poco, sino que en ocasiones se habla de forma imprecisa y con falta de rigor", asegura Macarena Dosal Franco, directora general de AMIRES y coordinadora del estudio. "En el último tiempo se ha hablado bastante más [sobre la miopía], pero consideramos que el tema no se debe tratar simple mente desde un mensaje alarmista, sino que se deben presentar datos contrastados respaldados con rigor científico", añade.

La miopía magna: un riesgo latente

No solo se ha registrado un aumento de la miopía, que es el estado de refracción en el que los rayos de luz paralelos van a focalizar por delante de la retina provocando una visión borrosa cuando el sujeto mira al horizonte. La miopía magna (cuando esta supera las 6 dioptrías) también va en aumento. De acuerdo con el estudio, el 1,37% de los estudiantes de 6º de primaria la padecen. En total, AMIRES evaluó a 2.489 niños y niñas (1.183 de 2º curso de primaria y 1.306 de 6º de primaria) en 39 centros educativos de la ciudad de Madrid (14 de ellos de titularidad pública y 25 privada-concertada).

La miopía magna puede generar graves patologías visuales: "Es una de las principales causas de discapacidad visual en el mundo y la primera de afiliación en la ONCE", señala la experta. "Dada la gravedad, es imprescindible tomar medidas a tiempo para intentar evitar que el ojo de estos menores se convierta en patológico y tenga consecuencias irreversibles en su visión", agrega Javier García, presidente de AMIRES.

Se estima que entre el 10% y el 20% de los miopes magnos desarrollan patologías asociadas que afecten a su visión. Por ello, "es muy importante el seguimiento de estas personas por un oftalmólogo para que detecte a tiempo posibles complicaciones y que los niños con miopía lleguen a la vida adulta con el menor grado de miopía posible para disminuir el riesgo de la aparición de patologías oculares", precisa Dosal.

La miopía magna es el estadio final del desarrollo del ojo miope donde se producen entidades clínicas que afectan a la anatomía y fisiología ocular, proporcionando discapacidad visual muy grave e incluso ceguera en algunos pacientes. Estos cambios se producen en escalera, coroides y epitelio pigmentario de retina por elongación excesiva del globo ocular dando lugar a la entidad más característica de la miopía patológica que es el estafiloma posterior. Por tanto, el grado de la miopía es importante, ya que es un factor de riesgo que está relacionado con patologías oculares como el glaucoma, la catarata, el des prendimiento de retina o la maculoapatia miópica, que dañan el sistema visual.

Factores socioambientales

El estudio señala un dato relevante: entre los menores que tienen miopía existe una mayor prevalencia en aquellos distritos con un Índice de Desarrollo Humano (IDH) más bajo. Un 37,7% en 2º de primaria y 31,8% en 6º de primaria tiene miopía, fren te al 23,5% y 17,2% respectivamente de aquellos con el Índice de Desarrollo Humano más alto.

En familias de barrios con un IDH más bajo, llevar gafas no es quizá lo más prioritario. "Es probable que la situación socioeconómica de mayor vulnerabilidad no tenga este aspecto como una de las mayores prioridades, a lo que se añade el coste de las correcciones ópticas adecuadas", apunta Dosal.

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