La Primera Delegación del Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas, formada por las comunidades de Madrid, Extremadura y Castilla-La Mancha, recuerda que, igual que sucede en el día a día, al hacer deporte se somete a la visión a un esfuerzo. Por eso, la entidad es de la opinión que visión y ...
La Primera Delegación del Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas, formada por las comunidades de Madrid, Extremadura y Castilla-La Mancha, recuerda que, igual que sucede en el día a día, al hacer deporte se somete a la visión a un esfuerzo. Por eso, la entidad es de la opinión que visión y deporte deben ir de la mano. De aquí nace, precisamente, la rama de la optometría conocida como Visión Deportiva que se encarga de las implicaciones entre el sistema visual y la práctica de ejercicio físico. Y es más importante de lo que se cree, porque popularmente existen ciertas prácticas y creencias que son erróneas. Un ejemplo: la mayoría de los deportistas se quitan las lentillas o las gafas para hacer deporte. En realidad, la actividad física es una de las que más requiere el uso de ellas. No solo para ver bien, también como medida preventiva.
La Visión Deportiva trabaja tres puntos clave. Por un lado, se esfuerza en conseguir unas habilidades visuales que faciliten la práctica deportiva. La agudeza visual es la capacidad de reconocimiento de las imágenes y su detalle, siendo la base del resto de capacidades visuales. Por otro, este campo quiere proteger la visión tanto de radiaciones solares, lesiones oculares, etc. Y, finalmente, busca mejorar el rendimiento y las habilidades visuales que pueden ser determinantes en los diferentes tipos de deporte. Las capacidades más importantes en la práctica de ejercicio físico son la motilidad ocular, que permite explorar el espacio en todas sus direcciones; el campo visual, que permite analizar los objetos con precisión y localizarlos; la visión binocular, que permite ver en 3D para calcular mejor distancias, espacios y volúmenes; la acomodación, importante en los juegos de velocidad; el tiempo de reacción visual o la coordinación ojo-mano.
Y es que la relación entre una correcta visión y el deporte es más que palpable. Un atleta necesita ver bien, pero a su vez, el deporte mejora la visión. Más si cabe en una sociedad en la aumentan los casos de miopía debido al sedentarismo y al abuso de las pantallas. Salir al aire libre y practicar algún tipo de deporte permite ejercitar funciones claves como la visión periférica y, además, ayuda a mantener en buena forma la salud visual. De hecho, existen algunas prácticas que son recomendables para mejorar la vista. Así, por ejemplo, el tiro con arco es perfecto para ejercitar los músculos oculares y la visión. Otros deportes que requieren de una buena coordinación visual espacial pueden ser el pádel o el golf. Por su parte, se aconseja practicar deportes aeróbicos para asegurar una correcta oxigenación de los ojos.
Entrenamiento visual deportivo
Varios estudios científicos concluyen que los deportistas suelen tener mejores habilidades visuales que la población más sedentaria. A su vez, estas competencias acaban siendo diferentes en función de las demandas del deporte practicado. Es decir, el perfil de un tirador al arco es muy diferente al jugador de rugby. La mayoría de estas aptitudes visuales específicas pueden mejorarse con un entrenamiento visual concreto que, consecuentemente, va a tener relación directa con el rendimiento deportivo de cada persona.
"Gracias al entrenamiento visual deportivo, se puede obtener un mayor rendimiento, mejorando velocidades de reacción y anticipación en cualquier acción que el atleta haga en el terreno de juego y bajo estrés", puntualiza la doctora Marina Verseckas, miembro de Top Doctors. Esta preparación de la salud visual, finalmente, hará que las acciones motoras sean cada vez más eficaces y más automáticas. Consecuentemente, los resultados deportivos serán mejores. Por ejemplo: un jugador de baloncesto necesita procesar todo su campo visual y tener un buen tiempo de reacción para poder saber dónde están sus compañeros y decidir rápidamente a quién de ellos pasarle la pelota. Quizás, el tiempo de reacción y la conciencia de la visión periférica del jugador son buenos, pero para marcar la diferencia, necesita que sean excelentes. Y esa potenciación de habilidades es la que se logra con el entrenamiento visual deportivo. También se puede entrenar la flexibilidad de enfoque, la percepción de profundidad, la memoria visual, la discriminación visual o la coordinación ojo-mano-pie, entre muchas cualidades más.
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