La exposición al ruido puede provocar estrés y ansiedad

El estudio realizado por Oticon `Inteligencia auditiva: la importancia de la audición en España´ señala al ruido como el principal factor de riesgo evitable de pérdida auditiva. Además, la empresa propone conejos para proteger la audición frente a sonidos intensos.

24/04/2024

El 35% de la población tiene problemas de estrés y ansiedad derivados de los ruidos generados en aeropuertos, estaciones de bus o tren, vida nocturna, tráfico, etc. Esta es una de las consecuencias que el ruido puede tener para la salud, según se advierte desde Oticon, que ha analizado en ...

El 35% de la población tiene problemas de estrés y ansiedad derivados de los ruidos generados en aeropuertos, estaciones de bus o tren, vida nocturna, tráfico, etc. Esta es una de las consecuencias que el ruido puede tener para la salud, según se advierte desde Oticon, que ha analizado en su estudio Inteligencia auditiva: la importancia de la audición en España, las consecuencias que el ruido tiene para las personas. Con motivo del Día Internacional de Concienciación sobre el ruido, que se celebra el 24 de abril, se recuerda que la exposición a ruidos fuertes e intensos de forma prolongada en el tiempo es el principal factor de riesgo evitable de pérdida auditiva.

Las mujeres son las que sufren más problemas de estrés y ansiedad como consecuencia de los ruidos de la calle (el 39,9% frente al 30,5% de los hombres). Además, por edad, las personas de entre 35 y 49 años son las que más manifiestan estos trastornos, según afirma el 40,2%. Además de los problemas de estrés y ansiedad, la población manifiesta otras consecuencias de la exposición al ruido diario. Según el mismo estudio, el 29,4% tiene dificultad para concentrarse al leer o estudiar, el 27,8% tiene dificultades para dormir, el 23,9% tiene pitidos en los oídos y el 19,8% considera que cada vez oye peor por los ruidos de la calle. "Lo cierto es que el ruido es un verdadero problema de salud pública que ocasiona muchas dificultades para la vida diaria de las personas que están expuestas a él de forma continuada. Es el caso de la gente que vive próxima a aeropuertos, estaciones de tren, etc. En cuanto a la audición, supone el principal factor de riesgo modificable para que tengamos una buena capacidad auditiva", afirma José Luis Blanco, jefe de audiología de Oticon.

El 40% de la población considera que no se expone a diario a ningún ruido que pueda dañar su audición. "Todavía hay mucho desconocimiento acerca de los daños que pueden suponer los ruidos para la audición y mucha gente se expone a ellos de forma prolongada y sin protección, sin darse cuenta de que se está ejerciendo un efecto negativo sobre su capacidad de oír. Provoca un daño en las estructuras del oído interno que acaba ocasionando la que llamamos como pérdida de audición inducida por el ruido", explica Blanco. Los expertos advierten que el daño auditivo generado por el ruido se produce por una suma entre el nivel de intensidad y el tiempo de exposición: una intensidad sonora por encima de los 80 dB durante períodos superiores a 40 horas a la semana puede provocar pérdida auditiva. "Es por esto que el daño auditivo se puede manifestar de diferentes maneras. Desde tener fatiga auditiva, que nos supone una pérdida temporal que desaparece tras un período de no exposición al ruido; hasta una hipoacusia, que supondrá la pérdida funcional, de leve a moderada, cuando ha habido una exposición más continuada a sonidos de gran intensidad sin protección; o incluso un trauma acústico agudo, cuando existe daño producido por un ruido impulsivo, único o repetitivo, de gran intensidad y corta duración. Además, un problema de la exposición frecuente al ruido es que el daño no se puede ver en los estudios audiológicos, pero va afectando de manera irreversible al sistema nervioso auditivo, es lo que se llama la hipoacusia oculta", añade.

Los ruidos más intensos a los que se expone la población a diario son los producidos en determinados entornos laborales y recreativos (discotecas, conciertos, escuchar música con auriculares, etc.) y ambientales (tráfico, industria, etc.). De hecho, según el mencionado estudio llevado a cabo por Oticon, cerca del 20% de la población se expone a ruidos fuertes en su puesto de trabajo, siendo la población de entre 35 y 49 años la más expuesta (30,59%), ya que un 17,9% de ellos manifiesta que se expone a mucho ruido a pesar de estar en una oficina. "La exposición al ruido en el trabajo es uno de los factores que más pueden perjudicar a la audición. Dependiendo de la profesión, será preciso que haya unas medidas específicas de prevención", señala Blanco.  

Además de pérdida auditiva, el ruido puede ocasionar otros problemas de salud: aumento de la tensión, fatiga, trastornos de la digestión, nerviosismo, irritabilidad, agresividad, así como aumento de la presión arterial y del ritmo cardíaco.

Consejos para proteger la audición frente al ruido

Por todo lo comentado anteriormente, la mejor medida para cuidar la audición contra el ruido es la prevención y prestar atención a las señales que nos pueden indicar que un ruido puede ser demasiado alto. Por ello, el equipo de audiólogos de Oticon ofrece los siguientes consejos para protegerse de él y no sufrir pérdida auditiva:

  • Reducir el volumen de los dispositivos de escucha: la intensidad del volumen es clave para prevenir el daño auditivo. Por ello, se aconseja ajustar a un máximo de 80 dB el volumen de los móviles, reproductores de música de uso personal, auriculares, aplicaciones de videollamadas, etc. Algunos dispositivos ya incluyen aplicaciones para gestionar de forma segura el volumen. Por último, es aconsejable ajustarse bien los auriculares e, incluso, que estos incorporen la cancelación de ruido, ya que reducen el ruido de fondo, lo cual permite escuchar los sonidos a volúmenes más bajos. Si se siente la necesidad de subir el volumen por encima del nivel recomendado, será una señal de que la capacidad auditiva no es plena. Asimismo, cuando se utilizan auriculares de botón, que son los que no cubren toda la oreja, una forma sencilla de saber si el volumen puede ser perjudicial es que no se escuche a una persona que está hablando a un metro de distancia.
  • Controlar el tiempo de exposición a sonidos intensos: el tiempo de exposición es otra de las claves a tener en cuenta para evitar el daño del ruido en la capacidad auditiva. Por ello, se aconseja hacer descansos breves y alejarse de las fuentes de sonido, ya que ayuda a las células ciliadas a recuperarse de la fatiga causada por la exposición y así reducir el riesgo de pérdida auditiva.
  • Practicar ejercicios de relajación: para aquellas personas que sufren los ruidos a diario y les generan problemas de estrés, ansiedad o insomnio, puede ser útil practicar ejercicios de relajación, procurando escoger un espacio sin ruidos dentro de la casa o en un espacio lejano al domicilio si es imposible. En caso de que los trastornos persistan, será necesario pedir ayuda a un profesional sanitario.
  • Identificar las señales de alerta de pérdida auditiva: no escuchar bien la televisión, no entender las conversaciones grupales, tener dificultades para atender una conferencia, pedir que el interlocutor repita lo que está diciendo; necesitar leer los labios para comprender, etc.; pueden alertar de la posible presencia de una pérdida auditiva, por lo que será necesario acudir a un profesional especializado en audición que pueda hacer una valoración de la capacidad auditiva.
  • Acudir una vez al año a revisar la audición: es conveniente revisarse la audición una vez al año. De esta forma, si existen dificultades, se les puede dar una solución en función de cada caso. Especial atención merecen aquellas personas que se exponen a diario a ruidos fuertes por sus profesiones o que puedan ser más vulnerables a sufrir una pérdida auditiva.
  • Evitar producir ruido: cada persona produce a diario gran cantidad de ruido de manera innecesaria. Ante todo, se debe respetar el silencio de los demás, por lo que es una labor de todos el contribuir a reducir el ruido causante de la contaminación acústica: reducir la velocidad del tráfico, emplear electrodomésticos silenciosos, limitar el ruido en las horas de descanso, hablar sin gritar, etc.