El astigmatismo afecta al 38,3% de los españoles, según la última edición del Estudio de la Visión en España realizado por Clínica Baviera. Pese a su alta prevalencia, "su incidencia se ha mantenido estable en este tiempo", señala Fernando Llovet, oftalmólogo cofundador de Clínica Baviera. Así se deduce de los ...
El astigmatismo afecta al 38,3% de los españoles, según la última edición del Estudio de la Visión en España realizado por Clínica Baviera. Pese a su alta prevalencia, "su incidencia se ha mantenido estable en este tiempo", señala Fernando Llovet, oftalmólogo cofundador de Clínica Baviera. Así se deduce de los datos obtenidos por el centro de referencia en 2020 y 2022. Ahora bien, el especialista aclara que "es probable que la prevalencia sea mayor, ya que es habitual que gran parte de la población presente ligeras anomalías en la córnea que ocasionen astigmatismos bajos (menores al 1,25) que pueden pasar inadvertidos y que son detectados cuando se diagnostica otro problema visual que está también presente en el paciente, como puede ser la miopía o la hipermetropía".
De hecho, "los datos obtenidos en los estudios de la visión de 2020 y 2022 indican que más del 90% de las personas con astigmatismo presenta también otro defecto refractivo, siendo los más comunes la miopía o la hipermetropía", indica Llovet. Al tratarse de pequeñas imperfecciones en la córnea que hacen que se tenga astigmatismos bajos que no afectan de forma determinante en la visión, expone, "es frecuente que el paciente no sea consciente de que tiene astigmatismo hasta que no se realice un examen oftalmológico porque presente otro defecto visual más acusado". Además, según el oftalmólogo, "es probable que el astigmatismo esté empeorando los síntomas del otro defecto visual, que se notará con más intensidad".
Las causas del astigmatismo
Pero, ¿se puede prevenir el astigmatismo? Para aclarar esta cuestión, el experto primero desarrolla en qué consiste. "Es un problema de la refracción que se produce cuando la luz procedente de los objetos que entra en el ojo se enfoca en más de un punto de la retina, cuando lo normal es que lo haga en un único punto. Esto viene provocado porque la córnea (capa externa y transparente del ojo que permite que la luz pase a su interior y que protege el iris y el cristalino) no presenta la misma curvatura en todas sus zonas, teniendo unas áreas más inclinadas o redondeadas que otras".
De este modo, la córnea de un ojo sin astigmatismo tiene prácticamente la misma forma redonda en todas sus áreas (imaginemos un balón de fútbol). Sin embargo, prosigue, "en los ojos con astigmatismo el grado de curvatura vertical de la córnea no coincide con el grado de curvatura horizontal, por lo que la córnea no es esférica (el símil es un balón de rugby)".
Como ya ha comentado el oftalmólogo, es muy habitual que las personas presenten ligeras irregularidades en la córnea y que su ojo no sea una esfera perfecta, lo que se traduce en astigmatismos bajos. En cambio, "cuando el defecto es más acusado, el número de dioptrías aumenta, ocasionando grado de astigmatismo mayor y, por tanto, una visión más borrosa, haciendo patente que se padece este defecto visual". Además de este factor genético (que es la causa más común y que suele padecerse desde el nacimiento), "el astigmatismo también puede producirse por alguna lesión o traumatismo que dañe la córnea, por alguna intervención quirúrgica y, también, puede estar asociado a determinadas patologías de la córnea, como el queratocono", argumenta.
En cuanto a los síntomas más comunes que sufren los pacientes, el cofundador de Clínica Baviera apunta que depende de la edad del paciente, de su agudeza visual y del tipo de astigmatismo o de la graduación que se tenga. En función de esos factores, "se pueden notar o no síntomas, y estos pueden ser diversos". En general, esgrime, "el principal síntoma es la percepción borrosa, tanto de los objetos lejanos como de los cercanos; también es habitual tener dificultad para percibir los pequeños detalles a todas las distancias".
Y cuando además el astigmatismo está asociado a la hipermetropía, "puede acompañarse de otros síntomas como fatiga visual, enrojecimiento, picor, escozor o dolor de ojos, sensación de arenilla, problemas ante el cambio de visión cercana y lejana, mareos y dolores de cabeza por el sobreesfuerzo de los ojos para enfocar las imágenes", relata Fernando Llovet. En este sentido, revela que, en el Estudio de la Visión de 2022, los afectados por este defecto visual manifestaron que se sentían más limitados a la hora de leer, al conducir, en el trabajo o al estudiar, al usar dispositivos electrónicos y al hacer deporte.
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