Con la llegada del verano, los problemas auditivos se acrecientan. Sobre todo, porque incrementamos las horas en las que estamos en el exterior, con el consiguiente impacto que supone la exposición constante a los ruidos (algunos de ellos demasiado fuertes y bruscos), así como el hecho de que pasemos gran ...
Con la llegada del verano, los problemas auditivos se acrecientan. Sobre todo, porque incrementamos las horas en las que estamos en el exterior, con el consiguiente impacto que supone la exposición constante a los ruidos (algunos de ellos demasiado fuertes y bruscos), así como el hecho de que pasemos gran parte de las vacaciones en la playa o la piscina. Y la práctica de determinados deportes y actividades acuáticas puede dañar la salud auditiva, si no se toman las precauciones adecuadas, y acarrear problemas como infecciones, otitis, acúfenos, hongos, etc. En este sentido, los expertos de Cottet Óptica y Audiología sugieren tomar precauciones adicionales al exponerse al sol y al agua, asegurándonos de tener un verano sin preocupaciones. Por ello, señalan la importancia del cuidado de los oídos, algo crucial durante el verano, especialmente cuando se trata de prevenir otitis externas. Sobre todo, porque tanto la humedad como el calor pueden crear un entorno propicio para las infecciones en el conducto auditivo externo, por lo que es importante secar bien los oídos después de nadar y usar tapones auditivos adecuados para prevenir la acumulación de agua y la proliferación de bacterias.
Porque la salud auditiva es fundamental en todas las etapas de la vida. Tanto es así que, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que, según las previsiones, una de cada cuatro personas presentará problemas auditivos en 2050. Y que al menos 700 millones de los afectados necesitarán atención otológica y para mejorar su audición, así como otros servicios de rehabilitación, a menos que se tomen medidas para evitarlo. Las pérdidas auditivas pueden acarrear consecuencias devastadoras en la capa cidad de las personas para comunicarse, estudiar y ganarse la vida e, incluso, afectar a su salud mental y a la posibilidad de que mantengan relaciones con otras personas. La OMS también hace hincapié en que, aproximadamente, el 78 % de los países de ingresos bajos cuenta con menos de un otorrinolaringólogo por cada millón de habitantes; el 93 % tiene menos de un audiólogo por cada millón de personas; y tan solo el 17 % tiene uno o más logopedas por cada millón de habitantes.
Pero es que, incluso en los países que cuentan con una proporción relativamente alta de profesionales en esta esfera, la distribución de estos especialistas es desigual, lo cual no solo plantea dificultades a las personas que necesitan atención, sino que también añade una carga de trabajo extra al personal que brinda esos servicios.
Afortunadamente, los últimos avances tecnológicos permiten detectar las enfermedades del oído y la pérdida auditiva a cualquier edad, en entornos clínicos o comunitarios y con capacitación y recursos limitados, a la vez que pueden abarcar a las personas que viven en regiones remotas y desatendidas. Porque son muchas las causas principales de la pérdida de audición. En la niñez, casi el 60 % de los casos de pérdida de audición se debe a causas que pueden prevenirse con medidas como la vacunación (en el caso de prevenir la rubéola y la meningitis), la mejora de la atención materna y neonatal, o el tratamiento temprano de la otitis media, es decir, las enfermedades inflamatorias del oído medio. Por su parte, en los adultos, la limitación a una exposición prolongada de ruidos y la vigilancia de la posible ototoxicidad de los medicamentos, junto con una buena higiene otológica, pueden ayudar a mantener una buena audición y a reducir el riesgo de una pérdida paulatina.
Prevención
La pérdida auditiva no tratada o tratada de forma inadecuada puede provocar consecuencias negativas en el cerebro, responsable de la audición, y afectar a las personas que la sufren en diferentes aspectos de la vida diaria. De hecho, según el estudio Inteligencia auditiva: la importancia de la audición, realizado por Oticon, líder tecnológico en el desarrollo de audífonos, más de la mitad de la población considera que una pérdida auditiva afectaría en mayor medida a sus relaciones sociales y familiares. En segundo lugar, creen que afectaría más a su salud, más allá de la audición (23,5 %), seguido de quienes piensan que les afectaría en el trabajo (19,7 %) y en los estudios (3,7 %). "Nuestro cerebro necesita tener acceso completo a la realidad sonora del entorno para que pueda funcionar de forma correcta. Por ello, las personas con pérdida auditiva, que tienen un acceso limitado al sonido, si no reciben tratamiento tienen más dificultad para orientarse en el entorno y para concentrarse en lo importante, lo que hace que tengan menos recursos mentales para realizar otras tareas", afirma José Luis Blanco, jefe de Audiología de Oticon. Por otro lado, entre los principales problemas que puede generar la pérdida auditiva se sitúan el aislamiento social, el equilibrio deficiente con mayor riesgo de caídas, el deterioro cognitivo acelerado, la demencia y el Alzheimer.
Según el mencionado estudio, el 80 % de los españoles asocia pérdida auditiva con problemas de comunicación y el 60 % a aislamiento social, así como afectar al equilibrio de las personas, lo que multiplica por tres el riesgo de lesiones relacionadas con caídas. "Estas personas llegan a un punto que evitan las reuniones en determinados lugares, como cafeterías, comidas familiares o en sitios donde muchas personas hablan a la vez, porque no pueden hacer frente a los entornos sonoros complejos, lo que aumenta el riesgo de soledad, aislamiento social y depresión", destaca Blanco.
Además, debido a que su cerebro tiene que hacer mayor esfuerzo para percibir lo que hay a su alrededor y le falta información del habla, tiene una mayor carga mental, que puede favorecer la aceleración del deterioro cognitivo al afectar a la capacidad para recordar, aprender, concentrarse y tomar decisiones. "Por eso, la pérdida auditiva no tratada y que aparece a media edad es el mayor factor de riesgo evitable de padecer demencia", comenta. En este sentido, llama la atención que los más jóvenes, con un 16,2 %, sean los más conscientes del riesgo de demencia asociado a pérdida auditiva, situándose así por encima de la media nacional (14,6 %), según el estudio de Oticon. Por ello, el equipo de audiólogos de la firma insiste en la importancia de acudir a un profesional especializado en audición ante cualquier indicio de dificultad en la capacidad de oír. Sobre todo, para que pueda llevarse a cabo, de una manera temprana y preventiva, una evaluación y orientar sobre la mejor solución a seguir, de manera que se puedan evitar problemas en la calidad de vida.
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