La diabetes aumenta el riesgo de pérdida de visión

Una de las complicaciones más comunes es la retinopatía diabética, que ocurre cuando los altos niveles de azúcar en sangre dañan los vasos sanguíneos de la retina. Esta afección es frecuente en quienes tienen diabetes tipo 1 y tipo 2.

14/11/2024

La retinopatía diabética es una enfermedad de la retina que supone la primera causa de ceguera legal entre los 20 y los 65 años en los países industrializados. Afecta tanto a personas con diabetes de tipo 1 como de tipo 2 y su prevalencia aumenta con el tiempo de evolución ...

La retinopatía diabética es una enfermedad de la retina que supone la primera causa de ceguera legal entre los 20 y los 65 años en los países industrializados. Afecta tanto a personas con diabetes de tipo 1 como de tipo 2 y su prevalencia aumenta con el tiempo de evolución de la enfermedad. Con motivo del Día Mundial de la Diabetes, que se celebra el 14 de noviembre, los oftalmólogos de Clínica Baviera recuerdan la importancia de hacer revisiones periódicas a los pacientes con diabetes porque en muchas ocasiones las lesiones de la retinopatia diabetica progresan sin causar síntomas. Si se diagnostica pronto y se sigue de forma correcta, se puede tratar de forma precoz y evitar así una pérdida visual permanente.

España tiene la segunda tasa más alta de Europa de incidencia de diabetes, siendo su prevalencia del 14,8%, según datos de la Federación Internacional de Diabetes (FID). Además, casi un tercio de las personas que tienen esta enfermedad no lo saben. Se trata de una patología endocrino-metabólica que se caracteriza por la presencia de una cantidad elevada de glucosa en sangre a consecuencia de la falta de insulina o de un mal funcionamiento de esta.

Una las complicaciones que puede tener una diabetes mal controlada, o no diagnosticada, es la retinopatía diabética. "El principal factor de riesgo para la aparición de este problema ocular es padecer diabetes mellitus de forma prolongada en el tiempo. Los niveles altos de azúcar en sangre, los niveles altos de colesterol y una tensión arterial elevada, son los tres factores más implicados en su aparición", señala la doctora Marta S. Figueroa, directora de la Unidad de Retina de Clínica Baviera. Otras circunstancias que también pueden empeorar la retinopatía diabética son la enfermedad renal o el embarazo.

"Hoy en día disponemos de tratamientos medicos y quirúrgicos que permiten tratar las complicaciones relacionadas con la retinopatía diabética. Por eso insistimos tanto en que las personas con diabetes acudan a su oftalmologo para seguimiento y tratamiento, si procede", explica la doctora Figueroa.

A la hora de diagnosticar la retinopatía diabética es fundamental que el paciente con diabetes sea revisado de forma periódica por un oftalmólogo, de manera que pueda evaluar el fondo de ojo y pueda detectar alteraciones antes de que empiece a manifestarse la pérdida de visión. "La retinopatía diabética generalmente no produce síntomas hasta que la patología ya ha avanzado, por lo que el paciente puede padecerla sin ser consciente aún", comenta la doctora Figueroa.

Complicaciones y tratamiento de los problemas oculares derivados de la diabetes

Cuando gracias a las revisiones periódicas se detecta la retinopatía diabética en fases precoces y existen aún alteraciones leves, se aconseja mejorar el control metabólico, siendo importante la colaboración entre los diabetólogos y los oftalmólogos. "Lo más importante cuando una persona es diagnosticada de diabetes es tener un buen control de esta, acudir a revisiones periódicas, estar alerta de posibles cambios en la visión, y, por supuesto, mantener una dieta saludable y equilibrada, además de una serie de hábitos en nuestro estilo de vida", indica la doctora Figueroa. Así, además de controlar los niveles de azúcar en sangre, también será necesario vigilar los del colesterol y la presión arterial, incorporar la actividad física a la rutina diaria y eliminar el alcohol y el tabaco.

En caso de complicaciones como el edema macular o la aparición de vasos anormales, se emplearán fármacos antiangiogénicos o corticoides de liberación gradual, que se administran mediante inyecciones intraoculares. En casos más avanzados, será necesaria la cirugía, para tratar posibles complicaciones como las hemorragias en el vítreo, el desprendimiento de retina o el glaucoma neovascular. "En los dos primeros casos, el tratamiento es la cirugía que se llama vitrectomía. En el tercer caso solemos emplear láser y el tratamiento del glaucoma asociado", concluye la doctora Figueroa.