La prevención y la salud ocular, las grandes olvidadas por los españoles

Los españoles damos mucha importancia a la vista, pero nuestros hábitos de prevención y salud ocular siguen bastante estancados y no terminan de mejorar. De hecho, una de cada tres personas tiene visión borrosa, pérdida de visión, irritación o sequedad.

11/12/2024

Cuidar la salud de nuestros ojos es fundamental para mantener una buena calidad de vida, especialmente en un mundo donde el uso de pantallas está tan extendido. Factores como la luz azul, el tiempo prolongado frente a dispositivos y la falta de descansos pueden afectar nuestra visión y causar molestias, ...

Cuidar la salud de nuestros ojos es fundamental para mantener una buena calidad de vida, especialmente en un mundo donde el uso de pantallas está tan extendido. Factores como la luz azul, el tiempo prolongado frente a dispositivos y la falta de descansos pueden afectar nuestra visión y causar molestias, entre ellas, sequedad ocular o fatiga visual. En este sentido, para lograr un óptimo bienestar ocular es recomendable realizar pausas periódicas, ajustar el brillo y la distancia de las pantallas, mantener una buena iluminación y visitar al especialista de forma regular. Unos sencillos hábitos que no solo protegen la vista en el día a día, sino que ayudarán a prevenir problemas futuros, disfrutando de una visión más saludable en el largo plazo. Sobre todo, porque aspectos como el sedentarismo y la visión cercana, el estrés, la dependencia de gafas o lentillas y la edad empeoran la propia percepción de salud ocular. 

Porque los españoles "no lo vemos claro". Al menos así se desprende de la 4ª edición del Barómetro de Bienestar Ocular en la Población Española, impulsado por Miranza, y que señala, entre otros aspectos, que para nueve de cada diez personas es fundamental cuidar la vista, mientras que el 70 % cree que es clave para disfrutar de la vida. A pesar de ello, la miopía, que ya afecta a casi al 40 % de la población de nuestro país, se ha colocado en la primera posición del ranking de problemas visuales, por delante de otros problemas visuales como el astigmatismo (35 %) o la presbicia o "vista cansada" (32 %). De hecho, el estado ocular de los españoles obtiene un aprobado justo (una puntuación del 5,20 sobre 10), siendo el grupo de edad comprendido entre los 41 y 64 años (con un 4,87) y los mayores de 61 años (con un 4,91), los que más suspenden. Porque el 72 % de los encuestados percibe su salud ocular como "razonable", a la vez que un 35 % de ellos la valora como "buena" o "excelente" (35 %). Pero la realidad es bastante diferente. Según datos del barómetro antes mencionado, al menos uno de cada tres españoles tiene problemas visuales, siendo los más comunes la visión borrosa (34,5 %), la sensibilidad a la luz (33,6 %), la sensación de pérdida de visión (33,3 %), irritación, picor o escozor (31 %) y sequedad en los ojos (30,1 %). 

En este sentido, el uso prolongado de pantallas, como leer en el móvil o usar el ordenador, sumado a otros factores como el poco tiempo que pasamos al aire libre y nuestro estilo de vida poco activo o sedentario, es una amenaza importante para el bienestar ocular. Ya que provoca un aumento de molestias asociadas al ojo seco o a la fatiga visual, a la vez que contribuye a que se estén disparando los casos de miopía. Tanto es así que, a lo largo de los últimos 30 años, la miopía ha aumentado considerablemente en todo el mundo y se ha convertido en una pandemia global que puede afectar a la mitad de la población en el año 2050.

Sedentarios y envejecidos

Por ello, según los datos de Óptica & Audiología Universitaria, las gafas o lentes ocupacionales, hasta hace poco las grandes desconocidas, han experimentado un crecimiento del 35 % desde el fin de la pandemia. Se trata de las gafas más adecuadas para trabajar, especialmente en entornos digitales, según los expertos, ya que permiten corregir la visión cercana (30-40 cm) y la intermedia (60-90 cm). Porque, si bien la mayoría de la población ya tendía a trabajar conectado a una pantalla, durante los últimos años también se mantienen mantener reuniones, formaciones y entrevistas online que provocan pasar muchas más horas delante del ordenador. Y el esfuerzo que hacen los ojos para enfocar durante tanto tiempo las pantallas que tenemos cerca es muy significativo. De ahí que tanto el cambio en el estilo de vida de los jóvenes, con un mayor uso de pantallas y menor actividad física, junto con el envejecimiento de la población, esté llevando a un aumento en la prevalencia de ciertas patologías oculares. Sobre todo, porque los ojos, el órgano de la visión, son responsables del 80 % de la información que se requiere en la vida diaria.

En este sentido, un estudio reciente calcula que la población total de pacientes con patologías como glaucoma, retinopatía diabética, edema macular diabético, degeneración macular asociada a la edad (DMAE) y miopía alta aumentará hasta los  casi 8 millones de afectados en 2030, lo que denota un crecimiento del 103 %.

Por otro lado, señalar que las personas con malos hábitos y poca actividad física, así como con sobrepeso u obesidad, tienen una mayor probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2. De tal manera que sea muy común el aumento de la prevalencia de la retinopatía diabética, la principal causa de ceguera en las personas con diabetes. 

A su vez, el aumento de la esperanza de vida en nuestro país supone numerosos beneficios en la población, pero también conlleva ciertos retos, especialmente en el ámbito de la salud ocular. Pues a medida que las personas viven más años, la incidencia de patologías oculares incrementa significativamente, entre ellas, la DMAE, cataratas o glaucoma, que tienen mayor prevalencia debido al envejecimiento de la población. Concretamente, el 23,24 % de los mayores de 65 años experimenta algún tipo de deficiencia visual. En este punto, los expertos señalan que el cuidado de la salud ocular que tendremos en nuestra vejez debe empezar desde ahora, adoptando hábitos saludables y acudiendo periódicamente al oftalmólogo para realizar chequeos, aunque no se presente ningún síntoma. A través de los exámenes oculares, los especialistas pueden identificar signos y tratarlos de manera precoz. De esta manera reducir el impacto de estas enfermedades y mantener una buena calidad de vida a medida que nos hacemos mayores. En este punto, destacar que, en España, el 37 % de la población tiene miopía y estas cifras seguirán aumentando a lo largo de los años, según ha señalado el Colegio Nacional de Ópticos Optometristas.

A su vez, el Barómetro de la Miopía entre 2016 y 2023, elaborado por la Fundación ALAIN AFFLELOU y la Universidad Complutense de Madrid (UCM), ponía el acento en cómo la prevalencia de la miopía es mayor en aquellos niños que pasan más horas usando dispositivos digitales. Un defecto visual que aumenta al pasar más tiempo realizando actividades de cerca, mientras que es menor en esos niños que pasan más tiempo al aire libre: un 15,82 % (en los menores que pasan más 2,7 horas diarias haciendo actividades en el exterior), frente al 19,7 % en los que pasan menos de 1,6 horas al día.

Niños y dispositivos

El mismo barómetro apunta a que, en el año 2030, alrededor del 30 % de los niños españoles con edades comprendidas entre los cinco y los siete años será miope. Sobre todo, porque según indican los expertos, los problemas visuales no compensados afectan negativamente al bienestar del niño en el entorno educativo, por lo que resulta fundamental la prevención de defectos visuales y su detección precoz para solucionarlos y evitar casos de fracaso escolar. En este sentido, algunas señales que pueden ayudar a identificar un problema de visión en la etapa escolar tienen que ver con el hecho de que los pequeños se acerquen o alejen demasiado al leer, inclinen la cabeza, confundas las letras, se salten palabras, bajen la velocidad en la lectura o tengan problemas de dificultad lectora. Porque desde la Federación Española de Asociaciones del Sector Óptico se subraya que la visión del ser humano no está preparada para centrar la mirada de manera continua en libros y dispositivos electrónicos, sino para ver de lejos. Es ese uso continuado del enfoque de los ojos en objetos cercanos el que termina provocando, en la mayoría de los casos, un error de refracción.

Aquí es donde cobra mayor relevancia la prevención de la miopía infantil, tanto por parte de las familias como de las instituciones sanitarias y las autoridades competentes. En esta responsabilidad compartida, las familias deben estar atentas a cualquier señal de que su hijo pueda tener problemas de visión y acudir al óptico ante cualquier duda. Mas aún si tenemos en cuenta que, según el Libro Blanco de la Visión en España, el 59 % de las familias no revisa a sus hijos porque no manifiestan ninguna queja. Asimismo, los colegios también tienen un papel fundamental en la promoción de hábitos saludables para la vista y en la realización de campañas de prevención. Porque detectar a tiempo cualquier afección ocular es clave para evitar complicaciones futuras y garantizar una buena calidad de vida, algo especialmente importante en los más pequeños. La visión de un recién nacido se sitúa entre el 10 y el 20 %, pero el bebé solo tiene capacidad para percibir su entorno de manera borrosa, pues su cerebro no está preparado para procesar la información visual que le llega. Por ese motivo casi siempre tienen los ojos cerrados y la mayoría de ellos presenta ojos grises o azulados, ya que lo habitual es que el iris no alcance su color permanente entre los 3 y 6 meses.

Y si no es motivo de preocupación durante los primeros meses el hecho de que sus ojos bizqueen o se desvíen hacia afuera, ya que tanto las estructuras oculares como su cerebro se vayan desarrollando y los músculos de sus ojos tardan en fortalecerse, pasados los seis meses, el bizqueo ya no debe considerarse normal. A partir de su primer año, el niño va desarrollando áreas como coordinación ojo-mano, seguimiento visual y percepción espacial, y es capaz de señalar un objeto que le llame la atención, así como dar sus primeros pasos, aunque las estructuras del ojo van cambiando hasta lograr la visión óptima hacia los seis o siete años, un proceso que se conoce con el nombre de emetropización.

Pero a pesar de que los ojos de los niños se examinan en la primera revisión neonatal, así como en las sucesivas revisiones periódicas, el informe Radiografía de la pobreza visual infantil en España 2024, de la Asociación Visión y Vida, deduce que un 8,4 % de los niños españoles no puede costearse gafas o lentillas. Una lacra que afecta a más de 724.266 niños y niñas en todo el país y que, en la mayoría de los casos, no se trata de un problema de accesibilidad, sino de imposibilidad de asumir ese gasto por parte de la unidad familiar.

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