IM OPTICAS nº 10

17 Valentín Macho Óptica Ibaizábal (Bilbao) Valentín Macho es un óptico optometrista de Óptica Ibaizábal (Bilbao) que lleva “casi 25 años atendiendo a los vecinos, en un comercio local, en un barrio, sin grandes cadenas ni grandes campañas publicitarias en el día a día”. Se hizo óptico optometrista porque le pareció interesante, “quizás porque lo conozco desde que soy un crío. Para cuando me tocó elegir profesión, ya había visitado muchas ópticas, porque soy usuario de gafas correctoras desde pequeño. Lo vi cercano y me pareció una posibilidad interesante en la que trabajar, para intentar mejorar la vida de las personas y, de alguna manera, ayudar a la comunidad, como a mí me llevaban haciendo muchos años”, explica. Óptica Ibaizábal se encuentra en un barrio de Bilbao que poco a poco va envejeciendo. Es por eso que lo que más demandan sus clientes “son ayudas para ver de cerca. Desde las tradicionales gafas de cerca a las lentes multifocales que, hoy en día con el avance que ha habido, son una gran solución y apenas dan problemas, ni a nosotros ni a nuestros pacientes”, afirma Valentín Macho. Así como lentes de contacto multifocales, que “cada vez se demandan más, y diría que cada vez funcionan mejor”. Para Valentín Macho lo mejor de su profesión es “el trato diario con la gente. Como un comercio que lleva ya muchos años abierto en el barrio, hay días que simplemente la gente pasa a saludar. Y es agradable que no solo piensen que es un lugar donde se viene a gastar dinero, sino que es un sitio en el que, lo mismo se para en el bar de al lado a tomar un café, que entrar a charlar un rato, sin la sensación de que les vamos a querer vender algo. Tenemos clientes muy veteranos con nosotros”. Unos clientes de siempre que le hacen pensar que su profesión no ha cambiado mucho en los últimos años. Por eso, “si echo la mirada atrás quince o veinte años, me veo haciendo lo mismo que ahora. Quizás a día de hoy con productos más innovadores, que dan más confianza”. Lo achaca a que ya hubo cambios importantes antes de su debut en la profesión, “cuando entraron las grandes cadenas y todo se convirtió en un baratillo, en un bazar”. Tampoco encuentra cambios en la percepción de sus clientes tras la pandemia. “Quizás es que estamos justo al lado de un ambulatorio, de un centro de salud, y, en cierto modo, es como si formásemos parte de él. Nos equiparan un poco a ellos, a los médicos y al equipo de sanitarios”, apunta. Pero sí tiene claro lo que debería cambiar en el sector de la óptica. Apuntando hacia “los profesionales y la gente que se empeña en mantener la sensación de que las ópticas son un bazar. Es frustrante que te intentes preocupar por la salud visual de tus vecinos y tus pacientes, y te vengan con la cantinela de que todo es muy caro, que alguien se ha hecho unas gafas por cuatros duros. Cuando realmente, hoy por hoy, hay productos de muy buena calidad con precios muy asequibles”. Y remata diciendo que “tenemos la sensación de que el sentido de la vista es muy importante, crucial, en el día a día. En cambio, a la hora de solucionar pequeños desarreglos visuales, ponemos unas trabas enormes. Cuando para arreglar otro tipo de problemas, desde mi punto de vista menores, no protestamos y pagamos religiosamente. Pongamos en valor las ventajas de tener una buena salud visual y no la malvendamos”. “ “LO QUE MÁS VALORO DE MI PROFESIÓN ES EL TRATO DIARIO CON LA GENTE. HAY DÍAS QUE SIMPLEMENTE LA GENTE PASA A SALUDAR”

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