43 te un conocimiento básico de la optometría aplicada a la baja visión puede ayudar mucho al paciente: derivándolo al oftalmólogo, al especialista en baja visión o bien formándose”. Novedades de las VII Jornadas SEEBV Esa idea es también el punto de partida de las VII Jornadas de la SEEBV, que se celebrarán en octubre en Zaragoza. Para hablar de ella, el presidente de la Sociedad insiste en “los 700.000 pacientes que podrían llevar a cabo una vida más parecida a lo que entendemos por normal (lectura, ver la TV, etc.), y que están dejados de la mano de Dios”. El motivo, señala, es que “todavía hay un eslabón que no funciona, que es la unión optometrista-oftalmólogo y la posterior remisión al especialista”. El Congreso de este año lo han enfocado en esas dos vertientes. Así, para los especialistas ya formados, ofrecerán unas conferencias internacionales “donde vamos a hablar en distintos grupos, cosa que no se había hecho antes, de temas como la visión central, visión periférica, daño cerebral, polo anterior y tecnologías”, avanza el experto en baja visión. Dentro de los cinco pilares sobre los que se va a apoyar el evento, agrega, “partiremos de 0 en algunos casos para el manejo del paciente”. Y subraya que, “así, intentaremos que a la gente nueva a la que queremos incorporar se le quite el miedo exacerbado a la baja visión conociendo la problemática por dentro”. Asimismo, avanza que este año harán especial hincapié en el polo anterior del ojo. “Es un tema que habitualmente no se ha tratado porque hay menos casos que de fondo de ojo o de retina, pero que cada vez están teniendo más incidencia”, explica Marco Carmena. Preverla para atajarla cuanto antes es también importante, puesto que hay patologías como la miopía magna donde “la proporción puede mejorar si se empiezan a poner medios físicos desde muy pronto”. Del mismo modo, cabe recordar que los pacientes mantienen un ‘resto visual’; una visión útil que puede ser mejorada o potenciada mediante ayudas opticas y no opticas, y una posterior rehabilitacion visual, con el objetivo de que puedan volver a tener una vida más o menos normal. “Esto es como cuando te operan de un menisco; o haces rehabilitación o te quedas cojo. Es exactamente lo mismo. O realizas rehabilitación con las ayudas visuales o el tratamiento no sirve sino para desperdiciar el tiempo y el dinero”, asevera el especialista. Un paso muy importante que dar al respecto es en la concienciación. En opinión del presidente de la SEEBV, las ayudas están presentes en los protocolos, pero la clave es utilizarlas en las consultas y luego en casa. Dicho de otro modo, “es un aprendizaje del manejo”, dado que, “salvo casos excepcionales muy básicos, el 70% aprende a realizarlas en casa”. Sobre todo porque generalmente el paciente es mayor, y por tanto, poco estimulado a las novedades. Ahí entran en juego los profesionales de la SEEBV. “Nosotros primero hacemos la rehabilitación en consulta, y tras varias sesiones, el paciente ya empieza a ganar interés por seguirla en casa”. “Está a la orden del día que nos digan ‘oye aquí veo fenomenal, pero cuando llego a casa ya no veo’. No hacemos milagros, aquí lo que hacemos es poner buena luz y tutelar al paciente. Se trata de ir de la mano para darles impulso”, insiste el presidente de la SEEBV. Por tanto, se trata de “proporcionarle al paciente los medios para que vea mejor y utilice los recursos a su disposición”. Como comenta el óptico optometrista, “se ha dado el caso de pacientes que llevan 10 años aparentemente sin poder leer y tras embarcarse en un proceso de rehabilitación visual lo consiguen”. “La pena es que podían haberlo conseguido mucho antes y no ha sido así por falta de información”, lamenta Ernesto Marco Carmena. Además, apostilla, “se da la circunstancia de que hay más patología en visión central que en campo periférico, que es el de adaptación más complicada”. Y todo esto, concluye, no ha hecho más que empezar. Y es que el presidente de la SEEBV augura que “el futuro que se presenta para la baja visión es muy interesante”.
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