IM OPTICAS nº 10

81 fesional como personal y poder entender su experiencia y ayudarle en su camino”. Gestionar la discapacidad auditiva según la edad Según explica Limónova, “existen diferencias entre gestionar la discapacidad auditiva en la infancia y hacerlo como adulto”. En primer lugar, “la pérdida auditiva afecta al desarrollo del habla, un hecho que resulta todavía más impactante en los menores con mayor pérdida auditiva”. Por consiguiente, “más problemas con el desarrollo del habla generan más dificultades de socialización, lo que puede afectar en el estado psicológico y emocional del niño”. Por lo tanto, “cuanto antes se diagnostique al niño, más rápido se podrá construir un sistema de apoyo que resulte beneficioso, tanto para él como su familia”. Sin duda, posee una gran importancia dejar por escrito casos como el suyo. “Muchos padres entran en pánico y no saben cómo ayudar a su hijo cuando se le da el diagnóstico”. Además, “tienen miedo de que su hijo nunca hable o que no pueda tener una vida social”. De manera que, “cuando compartimos nuestras historias con los demás, estamos desafiando y rompiendo el estigma que se le adjudica a las personas con discapacidades”. En otras palabras, “estamos redefiniendo quiénes somos y la vida que podemos crear”. Por tanto, “cuánta más gente comparta su experiencia, más ejemplos tendremos de cómo cualquier persona, no importa cuál sea su diagnóstico, puede crear su propia vida sin ser encasillada”. En la misma línea, la autora del libro plantea soluciones para personas que puedan estar pasando por su misma situación. En primer lugar, considera que es importante “no rendirse y no entrar en pánico”. Por supuesto, “decirlo es más fácil que ejecutarlo pero, en cualquier caso, existe una salida, con amigos, especialistas, familiares y apoyo”. Lo principal es tener fe en sí mismo, “y reconocer las herramientas o recursos que uno tiene para mejorar o cambiar su situación”. También es importante reconocer que cada persona “está viviendo una experiencia individual y única, que no puede ser imitada”. Por eso resulta muy difícil “proponer soluciones”, ya que “a veces lo único que podemos hacer es dar apoyo o pedirlo”. Al mismo tiempo, el libro puede ser útil también para profesionales de la audiología. “Escribí mi libro como persona con discapacidad auditiva, como madre de un niño con pérdida auditiva y como especialista”, comenta. Por tanto, “mi experiencia tiene un formato multidimensional, es más extensa”. Esto puede resultar útil para profesionales de la audiología, “porque raramente se mantiene un discurso acerca de la experiencia práctica de personas con mi diagnóstico”. En definitiva, su experiencia “como persona con pérdida auditiva y madre, narrada a través del lente de pedagoga, relaciona los tres ámbitos y los unifica para promover un discurso a un nivel más amplio”. Sobre si existe una falta de sensibilidad hacia la discapacidad auditiva, recuerda que “cualquier experiencia es individual”. Bajo su punto de vista, “cuando la gente tiene un diagnóstico como la discapacidad auditiva se la encasilla dentro de lo que la sociedad normativa espera de una persona con discapacidad auditiva”. Un escenario común “es la incapacidad de la gente de entender que

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