IM OPTICAS nº 11

10 CONVERSANDO CON… Ojos del Mundo surge de la amistad entre su presidente, Rafael Ribó, quien tuvo una serie de problemas oculares, y su vicepresidente, Borja Corcóstegui, oftalmólogo que le estuvo tratando por aquel entonces. “Al cabo de un tiempo, Ribó tenía que viajar a unos campamentos de refugiados saharauis y le consultó al doctor si la presión ocular le podría afectar”, explica Anna Barba, directora de Fundación Ojos del Mundo. Cuando el doctor supo de este viaje le comentó que le gustaría acompañarle para conocer la realidad de esos campamentos. “Y a raíz de aterrizar en los campamentos de población refugiada saharaui se dieron cuenta de la realidad de la salud ocular en esos territorios y de que hay personas ciegas innecesariamente, por patologías que son prevenibles o curables”. En consecuencia, “empezaron haciendo unas primeras comisiones quirúrgicas con oftalmólogos, instrumentistas y enfermeras de aquí, yendo a atender y a operar a la población de allí”. La fundación ha ido evolucionando a lo largo de sus 22 años de historia. En concreto, “ha habido un cambio de modelo, ya que arranca con personal médico voluntario, de España, o en algunos casos de Portugal o Francia, según el país donde se fuese a atender, yendo a operar o a tratar y regresando”. No obstante, Ojos del Mundo se da cuenta de que este modelo no es sostenible, “porque al final los profesionales no están siempre allí”. Además, “si surge cualquier complicación, no se puede tratar”. “La relación ceguera-pobreza es muy bidireccional” Por consiguiente, “se cambia a un modelo que lo que pretende sobre todo es fortalecer los sistemas públicos de salud locales, formando a profesionales locales y haciendo hincapié en la prevención”. En su opinión, “el hecho también de estar presente allí nos permite cumplir con una de nuestras apuestas, que es poder atender a la población más vulnerable, ya que normalmente no es aquella que vive cerca de la capital del país, donde aterrizas más fácilmente”. Se trata de población refugiada, de población desplazada interna por conflictos políticos o de seguridad del país o de población de zonas rurales indígena, “porque al final el problema es que, si bien en los territorios donde trabajamos son países en vías de desarrollo, también existen en estos países muchas desigualdades”. El cambio de modelo pasa “por tener equipos propios, personal local que conoce no solo la lengua del país, sino su cultura, que trabaja siempre allí y que se coordinan con los sistemas públicos de salud para ver qué iniciativas se pueden llevar a cabo”. En palabras de la directora de la fundación, “en nuestro entorno todo el mundo más o menos sabe qué es una catarata y que es curable, pero allí no”. Además, se trata de “una operación simple que además tiene un impacto inmediato”. Se dieron cuenta también no solo de que ir y venir no permite hacer seguimiento, “sino de la importancia de otras actividades que también son muy estratégicas, como es la detección precoz, la formación y la prevención”. Anna Barba, directora de Fundación Ojos del Mundo LA FUNDACIÓN OJOS DEL MUNDO NACE EN 2001 CON EL PROPÓSITO DE REALIZAR INTERVENCIONES OCULARES EN POBLACIONES VULNERABLES. EN LA ACTUALIDAD, SU MODELO PRETENDE FORTALECER LOS SISTEMAS PÚBLICOS DE SALUD LOCALES, FORMANDO A SUS PROFESIONALES. ESTO PERMITE UNA CIERTA SOSTENIBILIDAD Y NO SOLO FOCALIZARSE EN LA OPERACIÓN, SINO EN LA PREVENCIÓN Y EN LA POSTERIOR REHABILITACIÓN. AL FIN Y AL CABO, EL OBJETIVO DE CUALQUIER ORGANIZACIÓN QUE TRABAJA EN COOPERACIÓN ES QUE ALGÚN DÍA SU RAZÓN DE EXISTENCIA DESAPAREZCA.

RkJQdWJsaXNoZXIy NTI5ODA=