IM OPTICAS nº 11

38 La vista es uno de los sentidos más importantes y, sin embargo, muchas veces no la cuidamos como deberíamos. Solemos acudir al oftalmólogo cuando ya existe un problema o vemos mermada nuestra capacidad visual. Si realizáramos revisiones periódicas se podrían diagnosticar a tiempo muchas patologías, no solo asociadas a los ojos, sino también a otras partes de nuestro cuerpo, ya que en algunas enfermedades generales, los ojos son el primer órgano en verse afectado. Pero, centrándonos en las patologías oculares propiamente, éstas pueden tratarse tanto de pequeñas molestias, como de problemas mayores que, si no se tratan a tiempo, pueden desencadenar problemas graves, como la pérdida de la visión o la ceguera. Hay muchas patologías oculares. Aunque podríamos decir que las más frecuentes son la conjuntivitis, el ojo seco, los errores de refracción y las cataratas. Pero eso es solo el principio. Patologías según su origen o según la edad Si las diferenciamos por su origen, podemos hablar de patologías oculares de origen genético, como los problemas de refracción; de patologías degenerativas o asociadas a la edad, como la presbicia; o patologías de origen infeccioso, aquellas en la que intervienen virus, bacterias u hongos, como sería el caso de la conjuntivitis. Si nos enfocamos en las patologías según la edad, las más frecuentes en la infancia serían la miopía, la hipermetropía, el astigmatismo, el daltonismo, el estrabismo y el ojo vago. En la adolescencia, predomina el queratocono, los problemas refractivos o los problemas relacionados con el uso de la tecnología, como el ojo rojo. Mientras que ya en la edad adulta, el abanico de patologías se dispara. Desde ojo seco, blefaritis, orzuelos, conjuntivitis o queratitis, hasta uveítis, cataratas, desprendimiento de retina, glaucoma, presbicia o degeneración macular asociada a la edad, entre otras. Patologías por defectos refractivos Las patologías por defectos refractivos son aquellos problemas visuales que tienen que ver con la errónea refracción de la luz en los ojos. Esto provoca que las imágenes no se enfoquen adecuadamente en la retina y se vean borrosas, causadas por una disparidad entre la curvatura de la córnea y la longitud del ojo. Según sea el defecto de refracción, estaremos hablando de astigmatismo, hipermetropía, presbicia o miopía. Unos problemas que, en la mayoría de casos, son corregibles con gafas o lentillas, y que, hoy en día, afectan a gran parte de la población. Patologías relacionadas con la córnea La córnea realiza dos tipos de cometidos. Por un lado, actúa de escudo protector del ojo, protegiéndolo de factores externos, como el polvo, los gérmenes, etc. Por otro, es la que controla el enfoque y la entrada de luz en el ojo para que las imágenes se enfoquen correctamente en la retina. Hay varias patologías que pueden afectar a su buen funcionamiento, deformándola, inflamándola o opacificándola, con consecuencias como conjuntivitis, ojos seco, Pterigion, queratitis, úlceras en los ojos, queratocono, aniridia o distrofias en la córnea, entre otros problemas. La conjuntivitis aguda y el síndrome del ojo seco son algunas de las patologías oculares más frecuentes. La primera suele estar causada por un virus o una bacteria, pero también puede ocasionarla la alergia, el cloro de la piscina, la contaminación del aire o incluso el maquillaje. Produce picazón y enrojecimiento del párpado y de la parte blanca del ojo, lagrimeo y cierto dolor. Pero es una enfermedad ocular que, más allá de propagarse con facilidad, no acarrear grandes problemas. Por su parte, el síndrome del ojo seco también es muy común. Tanto que afecta entre el 10 y el 30% de la población, sobre todo a la de mayor edad. No es una enfermedad grave, pero sí molesta, ya que altera la lágrima y la superficie ocular. Pero, si no se trata adecuadamente, puede degenerar en otras afecciones, como la elastosis corneal o hiperqueratosis conjuntival, por ejemplo. Patologías relacionadas con la retina Las patologías que afectan a la retina suelen tener un mayor impacto en la visión, pues la retina es la encargada de enviar la información, que recibe a través de unas células espaciales, conocidas como fotorreceptores que convierten la luz en señales eléctricas, al cerebro para que éste las interprete. Si ello no es posible, la visión se ve mermada. Hablamos de problemas como el agujero macular, el desprendimiento de retina, la distrofia de la retinas, retinosis pigmentaria, enfermedad de Stargardt, DMAE, edema macular o retinopatía diabética, entre otras. Enfermedades, algunas de ellas muy graves, que pueden degenerar en pérdida de la visión y ceguera. Un ejemplo de ello es el glaucoma, una patología que afecta al nervio óptico y que no tiene cura. Sin embargo, detectado a tiempo, puede detenerse el daño y proteger la visión. Otro problema grave es el desprendimiento de retina, que ocurre cuando la retina se separa de la parte posterior del ojo, ocasionando visión borrosa. No es una patología dolorosa. Y, si se está atento, puede detectarse antes de que suceda. Hay indicios de alarma como ver “moscas volantes”, destellos de luz o pérdida parcial o total de la visión del ojo afectado. A menudo su tratamiento implica una cirugía escleral, que repara el daño. Pero también hablamos de trastornos más comunes y de fácil LAS PATOLOGÍAS QUE AFECTAN A LA RETINA SUELEN TENER UN MAYOR IMPACTO EN LA VISIÓN

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