IM OPTICAS nº 11

39 solución como el ojo perezoso o ambliopía. Es una patología que afecta en las primeras etapas de la vida y que hace que uno de los ojos reciba menos señales visuales que el otro. Con el tiempo, el cerebro depende cada vez del ojo fuerte, mientras que la visión del ojo débil va empeorando. Pero, con un tratamiento temprano, ambos ojos vuelven a funcionar correctamente. O el daltonismo, que ocurre cuando hay un problema con los pigmentos en ciertas células nerviosas de la retina que perciben el color. Generalmente, son problemas al diferenciar el color rojo del verde, o entre el azul y el amarillo. En los casos más extremos, hablamos de acromatopsia, una afección que impide a los pacientes ver cualquier color, solo ven sombras de grises. Las patologías oculares no solo se refieren al ojo en sí. Las estructuras anexas al globo ocular también son importantes para una correcta salud visual. Problemas que pueden afectar a los párpados que protegen a los ojos, al aparato lagrimal que produce las lágrimas, o a la órbita o cavidad ósea que alberga el globo ocular. Otras patologías Otra de las patologías más comunes son las cataratas, problema que va muy relacionado con la edad. No es más que una opacidad en el cristalino, que provoca una visión nublada y borrosa, que impide leer correctamente o conducir de noche, por ejemplo. O las miodesopsias, también conocida como “moscas volantes”. Es una patología ocular en la que aparecen pequeñas formas oscuras que flotan en el campo visual. En la mayoría de los casos, son problemas que aparecen y desaparecen solos, por lo que no necesitan tratamiento. Sin embargo, en ocasiones puede resultar una señal de problemas más graves que hay que tratar. Estas son las patologías oculares más comunes que afectan a la mayor parte de la población, sin embargo existen otras muchas. Algunas, relacionadas implícitamente con los ojos. Otras, consecuencia de otras enfermedades que poco tienen que ver con los ojos, como la diabetes, que puede acarrear retinopatía diabética. Esto ocurre cuando los niveles altos de azúcar en la sangre que tiene el diabético causan daños en los vasos sanguíneos en la retina, llegando a ocasionar pérdida de visión. Otras patologías son: anoftalmia y microftalmia, blefaritis, blefaroespasmo, coloboma, discapacida visula cerebral (CVI), distrofia cristalina de Bietti, enfermedad de Behçet, oclusión de la vena central de la retina (CRVO), retinoblastoma, retinopatía de la prematuidad, síndrome de histoplasmosis ocular o síndrome de Usher. Salvo en las patologías genéticas, la mejor forma de diagnosticarlas es con la prevención. Las visitas al oftalmólogo deben ser regulares. De esta forma, con una simple revisión pueden detectarse problemas menores que, si no se tratan, pueden convertirse en problemas mayores. A través de la pupila se puede ver el fondo del ojo. Esto permite visualizar sus vasos sanguíneos, el nervio óptico y la retina, lo que permite diagnosticar no solo enfermedades oculares, sino otras enfermedades, como la diabetes, la hipertensión, enfermedades degenerativas e incluso determinados tipos de cáncer.

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