IM OPTICAS nº 11

53 El PKR (Photorefractive Keratectomy), indicado para pacientes con córnea muy fina, irregular o sequedad ocular. A pesar de ser muy seguro, tiene un postoperatorio que dura unos tres días. No está indicada para pacientes con hipermetropía asociada al astigmatismo. Una variante de la técnica PKR es el LASEK (Laser Epithelial Keratomileusis). Es una de las más indicadas para grandes miopes o para personas que hacen deporte o que trabajan en alguna actividad que pueda afectar la córnea. Su desventaja es que es más dolorosa y tiene un postoperatorio más largo. Una alternativa segura y eficaz al LASIK y al PKR es el procedimiento FLEX y SMILE (Small Microinvasive Lenticule Extraction). Una intervención nada invasiva que se utiliza para casos de miopía y astigmatismo. Otra cirugía refractiva muy diferente es el ICL, que consiste en introducir una lente entre el iris y el cristalino. Es una intervención muy invasiva, pero ofrece resultados muy buenos para casos de miopía. O el CK o queratoplastia conductiva. Una técnica que reduce el colágeno de la parte superficial de la córnea para moldearlas mediante calor por radiofrecuencia. Está indicada para hipermetropía y para presbicia. Sin embargo, se trata de una solución temporal, ya que con el tiempo, la córnea recupera su forma inicial. O los anillos intracorneales, que consiste en la implantación de unos aros especiales en la parte superficial de la córnea para modificar su forma por aplastamiento, para que ésta recupere su curvatura. Posibles complicaciones Sean estas cirugías refractivas u otras técnicas más específicas, todas ellas cuentan con postoperatorios relativamente sencillos. Aunque el paciente puede notar algo de dolor leve, una sensación de ardor, sensibilidad a la luz, lagrimeo o visión borrosa durante unos días, dependiendo del tipo de intervención. Del mismo modo, durante unos meses, no más de seis, también puede notar destellos en los ojos o tener visión fluctuante. Por eso, para minimizar posibles efectos, se aconseja tomarse unos días de descanso, evitar las actividades en las que pueda sufrir impactos, no nadar, ni entrar en un jacuzzi, por ejemplo. Más allá de estas molestias, y a pesar de ser una cirugía segura, puede tener algunas complicaciones. Como infección e inflamación de la córnea, regresión parcial del defecto, anomalías en la cicatrización, glaucoma, cataratas, desprendimiento de retina o disminución de la visión o pérdida permanente de ésta, entre otras complicaciones. Generalmente poco comunes, pero que se deben tener en cuenta. De hecho, la tasa de éxito de este tipo de cirugía es muy elevada. El riesgo de complicaciones graves es mínimo, ya que se estima que solo una de cada 4.000 intervenciones sufrirá complicaciones. Prueba de ello es el alto porcentaje de personas con problemas oculares que declaran haberse operado en España, según el estudio Visión en España 2022. Un 15% de personas con miopía y un 9,5% con astigmatismo. En ambos casos, con una media de satisfacción del 8,7 y 8,3 respectivamente, sobre diez. Nada de extrañar, si tenemos en cuenta que España se encuentra entre los primeros países de Europa en número de operaciones de cirugía refractiva.

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