IM OPTICAS nº 12

81 En el panorama en constante evolución de la atención sanitaria, tres fuerzas notables han convergido para dar forma al futuro de la clínica: la Inteligencia Artificial (IA), la gestión de bases de datos y la asistencia remota o teleasistencia. En este marco, la Facultad de Óptica y Optometría de Terrassa de la Universidad Politécncia de Catalunya celebró el encuentro ‘Big data, Inteligencia Artificial y teleasistencia en torno a la salud visual: retos para el futuro de la óptica y la optometría. Moderado por Salvador Alsina, presidente de la asociación de utilidad pública Visión y Vida, contó con la presencia de Myriam Fernández, responsable en Innovación y salud de EMEA Amazon Web Services, Gisela Isabel Fernandez Rivas Plata, investigadora del Observatorio de Bioética y Derecho - Cátedra UNESCO de Bioética de la Universitat de Barcelona (UB), María Cordón, CEO de Blue Health Care, y Joaquim Grau, presidente del Col·legi Oficial d’Òptics Optometristes de Catalunya (COOOC), entre otros. Myriam Fernández explicó que “estamos hablando de cómo utilizan las últimas herramientas y servicios avanzados para tomar mejores decisiones”. De hecho, “existen procesos ineficientes y el 30% de los diagnósticos son erróneos”, por lo que “la IA puede aportarnos el poder tomar mejores decisiones”. Su uso, por consiguiente, “podría convertirse en una obligación ética, pudiendo acceder a esa información y ofreciendo la información correcta en el tiempo correcto para proporcionar el tratamiento correcto”. En este sentido, destacó que, “cuando hablamos de IA, tenemos que tener en cuenta que hay mucha discusión de lo que es la IA y de lo que no es”. A través de la exposición de numerosos datos a escala de Internet, en sus diversos formatos y miradas y patrones, “la IA aprende a generar patrones que, después, se pueden personalizar para casos muy concretos”. No obstante, es importante “proceder con una innovación responsable, formando y entendiendo”. En otras palabras, “formar a los equipos que nos rodean y aprender a usar estas herramientas y cuáles son los beneficios que nos pueden aportar”. A continuación, Gisela Isabel Fernández realizó una exposición sobre ‘Ética e integridad ante las nuevas tecnologías en salud’. De entrada, señaló que “sentimos que el análisis bioético no está del todo resuelto y, sin embargo, ya tenemos a las tecnologías emergentes encima”. Sin duda, posee gran importancia la reflexión ética en el ámbito de la salud. “Es importante hablar de esta reflexión, hacerla evidente y necesaria, porque ahí donde el médico tiene el punto de partida, nosotros tenemos el punto de llegada”, algo que les enfrenta “a un gran riesgo”. En segundo lugar, aterrizar el análisis: “En realidad la discusión bioética surge donde es la tecnología la que hace introducirnos en el tema”. Por consiguiente, “las tecnologías pueden ser nuevas, los análisis no”. Un tercer punto importante es no confundir la ética con el derecho. “La norma jurídica tiene una exigibilidad, mientras que la norma ética no”. Fernández insistió en que “habrá normas que a veces salen con la mejor intención pero no son justas, pero es el ámbito bioético el que nos permitirá ser justos”. Nuevo paradgima Asimismo, María Cordón señaló que, en su opinión, “la teleasistencia es casi un requerimiento obligado en la Sanidad de hoy”. Siempre ha sido necesario, “pero la tecnología nos permite que sea útil para un entorno cada vez más global y democrático”. En la actualidad, “tenemos unas innovaciones que permiten ir mucho más allá en el diagnóstico”. La teleasistencia “era y es una necesidad para la gente mayor, para la gente que está sola, para evitar desplazamientos complejos y evitar una saturación de consultas”, algo que “ya se venía produciendo durante los últimos años”. Existen varios modelos de teleasistencia, “puede ser reactiva, proactiva, predictiva o personalizada, donde encontramos múltiples dispositivos y monitores donde nos van calibrando”. Con respecto a la predictiva, se encuentra en desarrollo, “con un crecimiento espectacular, puesto que utiliza sensores que acumulan información sobre procesos rutinarios de la persona”. En definitiva, “es vital que los pacientes entiendan que la salud es un patrimonio que tenemos desde que nacemos”. La gestión del patrimonio de salud “también hay que aprender a hacerla”. Sea como fuere, “la IA es inevitable y va a ayudar a sacar conclusiones en Medicina en tiempo record e, invariablemente, se va a producir un deslizamiento de las funciones clínicas”. La IA también va a producir una cierta discusión “sobre ciertas funciones que se van a ir deslizando a este robot médico”. Por consiguiente, “habrá que hacer las preguntas adecuadas”. En conclusión, la tecnología, la IA y la teleasistencia van a avanzar “a pasos agigantados”, aunque es inevitable que “va a generar cuestiones éticas, jurídicas, de seguridad, de práctica clínica, por deslizamiento de funciones, y también de adaptación, por razones de la edad”. Mejor atención Por último, Joaquim Grau se centró en el sector a través de la conferencia ‘El óptico-optometrista y las nuevas tecnologías en el ámbito de la salud visual’. En palabras de Grau, “es importante destacar que detrás de todo esto hay personas y que las personas utilizando, todos estos mecanismos, lo que hacen es dar una mejor atención a los pacientes”. Además, es relevante “el tema de la venta telemática, que tampoco es huir de las revisiones”. Como colegio profesional, insistió, “creemos que con respecto a la IA todas las propuestas son importantes, y utilizar mecanismos también”. En definitiva, “lo que van a hacer es ayudar a que el acompañamiento sea el mejor para él”. En otras palabras, “la IA nos va a ayudar a dar una mejor atención al usuario”. Mientras este sistema está trabajando y te está ayudando, “estás teniendo tiempo para hacer lo que más necesita el paciente: ser escuchado”, concluyó.

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