IM OPTICAS nº 13

51 el uso de pantallas por sus efectos negativos sobre la salud visual: el sistema visual infantil no está desarrollado para afrontar las altas exigencias visuales de las pantallas, por lo que lo mejor es evitar su uso hasta pasada esa edad”: Es por eso que, como apuntan los especialistas de la Asociación Visión y Vida, para minimizar las consecuencias de esta pandemia, resulta fundamental la prevención y la concienciación. Así, las revisiones visuales son cruciales para detectar problemas a tiempo y revertir enfermedades que pueden ser muy perjudiciales. Sin embargo, de acuerdo con los datos del estudio ‘La pandemia de la miopía. Factores que nos han hecho llegar hasta aquí y que determinarán nuestro futuro’, la importancia de las revisiones no ha calado en España. Por ejemplo, uno de cuatro jóvenes nunca se ha revisado la visión o lo hace cada tres años. En el caso de los jóvenes miopes, ocho de cada diez cree que no ven bien, lo que resulta muy preocupante, porque indica que no se realizan las revisiones visuales pertinentes ni emplean las compensaciones ópticas necesarias. Además, el 63,2% de los miopes de entre 18 y 34 años tiene antecedentes familiares de patologías visuales, tales como DMAE o glaucoma, añadiendo el factor genético y epigenético (la influencia de la historia del individuo y de su medio ambiente en la expresión de los genes) a otros puramente ambientales. Por eso, la existencia de antecedentes o familiares de primer grado con miopía en la familia, la edad o el enrojecimiento de los ojos cuando se usa la visión próxima, son algunas de las señales que nos deben hacer saltar la voz de alarma indicando que es hora de revisar la visión. ¿Qué tratamientos ayudan a frenar el crecimiento de la miopía? En paralelo, es posible intentar detener el crecimiento de la miopía antes de que llegue a estos niveles de riesgo controlándola con los tratamientos actuales. Para evitar llegar a una alta miopía, existen actualmente diferentes técnicas. La orto-k, por un lado, consiste en la utilización de unas lentes de contacto rígidas que se usan de noche, colocándose antes de dormir. Estas lentes de contacto se utilizan mientras dormimos y modifican la curvatura de la córnea para compensar la visión cuando estamos despiertos. Por la mañana se retiran, corrigiendo la visión durante el día. En concreto, la orto-k se recomienda para el control de la miopía en niños a los que está aumentando. Con ella, es posible conseguir que el pequeño tenga el menor número de dioptrías posible en su etapa adulta, reduciendo así los niveles de riesgo que le provocaría tener una miopía magna. Este método puede ralentizar y reducir el crecimiento de la miopía en un porcentaje bastante significativo, según indican determinados estudios. Aunque no existe una edad mínima para usarla, el óptico optometrista valorará la madurez del paciente y la condición de sus ojos para que el tratamiento tenga unos resultados óptimos. Por otro lado, hay un tipo de lentes, tanto en gafas como en lentes de contacto, que evitan aquello que se conoce como efecto hipermetrópico periférico, un factor de peso en el proceso de elongación del globo ocular. Estas lentes en gafas y como lentes de contacto blandas de “reenfoque periférico” son recomendables para conseguir mantener la miopía por debajo de los niveles de riesg, siendo muy útiles para el control de esta en niños y adolescentes. Tanto es así que, según algunos estudios clínicos, la miopía progresa a un ritmo menor en los niños que las usan. Además del desenfoque periférico, las lentes de contacto ofrecen algunas características como diámetros específicos de la zona óptica. ¿Cómo actúan? Lo hacen mediante lo que llamamos “adición positiva periférica”, que compensa la hipermetropía periférica inducida por los lentes divergentes tradicionales, consiguiendo frenar el crecimiento del ojo y, con ello, el incremento de la miopía.

RkJQdWJsaXNoZXIy NTI5ODA=