IM OPTICAS nº 13

60 tomía y fisiología ocular, proporcionando discapacidad visual muy grave e incluso ceguera en algunos pacientes. Estos cambios se producen en escalera, coroides y epitelio pigmentario de retina por elongación excesiva del globo ocular dando lugar a la entidad más característica de la miopía patológica que es el estafiloma posterior. Por tanto, el grado de la miopía es importante, ya que es un factor de riesgo que está relacionado con patologías oculares como el glaucoma, la catarata, el desprendimiento de retina o la maculoapatia miópica, que dañan el sistema visual. Factores socioambientales El estudio señala un dato relevante: entre los menores que tienen miopía existe una mayor prevalencia en aquellos distritos con un Índice de Desarrollo Humano (IDH) más bajo. Un 37,7% en 2º de primaria y 31,8% en 6º de primaria tiene miopía, frente al 23,5% y 17,2% respectivamente de aquellos con el Índice de Desarrollo Humano más alto. En familias de barrios con un IDH más bajo, llevar gafas no es quizá lo más prioritario. “Es probable que la situación socioeconómica de mayor vulnerabilidad no tenga este aspecto como una de las mayores prioridades, a lo que se añade el coste de las correcciones ópticas adecuadas”, apunta Dosal. Los riesgos de una miopía sin corregir AMIRES destaca un dato preocupante: el 27,4% de los alumnos miopes en 2º de primaria y el 12,1% de los de 6º de primaria no llevan las correcciones ópticas (gafas o lentes de contacto) necesarias para ver bien. Esta cifra duplica la de aquellos cuya familia se encuentra en el IDH más alto: 13,4% en 2º de primaria y 8,6% en 6º de primaria. El grado de la evolución de la miopía tiende a ser mayor cuando esta aparece en edades tempranas, señala Dosal. “Los grados de miopía elevados están directamente relacionados con la aparición de miopía magna. Por ello, es importante que las personas con miopía lleguen a la vida adulta con el menor grado de miopía posible para disminuir el riesgo de la aparición de patologías oculares. Según los profesionales, no llevar las correcciones ópticas adecuadas favorece el crecimiento del ojo, con lo que esto supone”, afirma. Y esto a su vez supone para los niños una limitación al acceso de conocimiento, al aprendizaje, a la socialización y, por tanto, al desarrollo personal del menor, precisa. ¿Es la pantalla la culpable? Sería impreciso culpar a las pantallas de este aumento de la miopía entre los menores, opina la experta. “El aumento de niños con miopía está más relacionado con hábitos de vida como la falta de actividad al aire libre y por un excesivo trabajo de visión cercana, independientemente si se realiza con pantallas o no”, puntualiza. “El hecho es que, tal como utilizamos actual y mayoritariamente las pantallas hacen que se aumente el trabajo de visión de cerca durante muchas horas”, agrega. Lo mismo parece suceder con la población en general: el incremento de la miopía no se debe tanto por el hecho de usar una pantalla, sino que está asociado “a nuestro estilo de vida y al excesivo uso de la visión de cerca”, en palabras de Dosal. En su opinión, “buscar una sola causa es mirar el problema de una forma muy acotada a algo que es multicausal. Genéticamente venimos determinados, pero sí podemos tomar medidas para mejorar la salud visual con nuestros hábitos”. El doctor Gonzalo Carracedo, colaborador de AMIRES y experto dentro del comité científico de este estudio y director del grupo de investigación Ocupharm, coincide en que son los factores socioambientales una de las causas de este incremento de afectados por miopía a una edad temprana. “Sabemos que la miopía sigue aumentando mientras el menor se desarrolla, pero ahora vemos que hay elementos como el número de horas que el menor pasa al aire libre y el trabajo de visión cercana, que pueden estar influyendo en los resultados”, asegura. Según los datos referidos por las madres y los padres para este estudio, en 2º de primaria el 50,9% de los menores con miopía usa pantallas una hora antes de dormir, frente al 29,7% de los no miopes. Una cifra que parece estabilizarse en sexto curso. Del mismo modo, el 13,9% de los menores de 2º de primaria con miopía y el 19,3% de los de 6º de primaria usa pantallas en la primera hora después de despertarse, frente al 9,8% y 18,18% de los que no tienen miopía en 2º y 6º. Estos nuevos datos se unen a los ya conocidos, como la genética (aquellos menores cuyos progenitores son miopes tienen una prevalencia condición hasta casi tres veces superior a aquellos cuyos padres no lo son). Qué hacer Contra la miopía, la mejor protección es la prevención y la detección precoz de los problemas visuales. “Es vital realizar revisiones tempranas por un especialista, como un optometrista y un oftalmólogo, idealmente especializados en pediatría”, advierte Dosal. AMIRES llevó a cabo el proyecto Veo-Veo, a fin de detectar precozmente problemas visuales en la población infantil. Desde 2021 hasta la fecha, la organización ha valorado más de 7.700 niños y niñas en la Comunidad de Madrid. También ha realizado el proyecto Miradas con el que ofrece correcciones ópticas gratuitas a personas, especialmente niños y niñas, con problemas visuales y que no cuentan con recursos para poder adquirirlas. Una de las herramientas más conocidas para el control de la miopía serían las lentes de contacto de control de miopía de Coopervision, como uno de los patrocinadores del estudio realizado por AMIRES, que pueden llegar a frenar el crecimiento de esta en un 50% de media. EL ESTUDIO SEÑALA QUE ENTRE LOS MENORES QUE TIENEN MIOPÍA EXISTE UNA MAYOR PREVALENCIA EN AQUELLOS DISTRITOS CON UN ÍNDICE DE DESARROLLO HUMANO MÁS BAJO

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