12 EL ÓPTICO OPTOMETRISTA Las hermanas Elena y Elisa Madorrán Ezquerro son ópticas optometristas y directoras de Ramón Óptica, situada en Logroño (La Rioja). Para ellas, “el hecho de vivir en casa con un óptico, nuestro padre, enamorado de su profesión, pionero en los años 60 del siglo pasado de muchos avances y técnicas en el mundo de la contactología, y la pasión por la moda, hizo que mamáramos, sin quererlo, esta disciplina que, en los comienzos era casi una FP, y ahora es una de las profesiones sanitarias más demanda por la sociedad actual”, comentan. Su día a día es “bastante intenso”. “Tenemos que combinar la parte profesional con la parte empresarial. La primera solo se consigue mejorar con la formación”. Elena Madorrán acabó la carrera hace 31 años y Elisa Madorrán, 28, y jamás han dejado de formarnos. “No ha habido ningún año que no hayamos asistido a menos de tres o cuatro cursos mínimo de optometría o contactología, sin contar con los cursos propios de formación de los distintos laboratorios de lente oftálmica o lentes de contacto. Esta formación también se extiende a nuestro equipo de optometristas”, explican. Ramón Óptica “es un centro con todas las especialidades de la optometría. Somos 19 profesionales en el mismo centro, de los cuales ocho somos optometristas, especializados en una o varias áreas diferentes. Todos los demás del equipo son muy importantes en ventas y atención al cliente”, afirman. “Yo soy una enamorada de la parte pediátrica, la contactología avanzada, control de miopía y la neuro-optometría, con todo lo que su rehabilitación conlleva. En lo que Elena y Elisa Madorrán Ezquerro Ramón Óptica (La Rioja) respecta a ambliopías, estrabismos, diplopías y problemas de aprendizaje, en niños”, dice Elena Madorrán. Mientras que “Elisa Madorrán es especialista en baja visión y, como miembro de la SEEBV, se desvive para que cada vez más oftalmólogos conozcan este área tan importante y puedan derivar con más premura para poder ayudar a este segmento de población, que cada vez es mayor, por la mayor esperanza de vida”, comenta su hermana. Todo, para ofrecer a sus clientes lo que más demandan: “Calidad; calidad en el trato amable, en la cercanía, en el servicio de consultas, en el asesoramiento, en la empatía con su problema o dificultad visual, en la propia calidad del producto, en el montaje, en el seguimiento de las adaptaciones de lentes de contacto y en el servicio posventa. Se ha perdido un poco ese ‘tocar’ con la gente y creemos que somos muy cercanos a ellos”, aseveran. Para ellas, la evolución de la profesión “en pocos años ha sido vertiginosa”, con muchos avances. Lo que les permite afirmar que los que más valoran de su profesión “es la cantidad de herramientas tan potentes que tenemos para mejorar la calidad de vida de los pacientes”. Una profesión que, para ellas, “se lleva dividiendo, desde hace casi una década, en dos ramas. Una solo comercial, donde el centro de la empresa es la compra de la equipación. Y otra, donde el centro de la empresa es la persona. Las dos son perfectamente loables, pero a nosotras nos gusta más la segunda”, afirman. Y ¿respecto a los cambios que debería haber en el mundo de la óptica? Para Elena y Elisa Madorrán “quizás la manera de vernos que tiene la sociedad y muchos profesionales de la salud que, en un porcentaje muy alto, no saben a veces ni qué somos y ni qué hacemos”, afirman, y argumentan: “Nosotras no somos una tienda de gafas, ni vendemos lentillas. Las gafas o la lentillas son parte de una solución a una dificultad visual, que no tiene que ser lo único a ofrecer. Somos una óptica familiar con un centro de optometría donde todo gira alrededor del paciente, dándole la solución que precise en cada momento”. “SOMOS UNA ÓPTICA FAMILIAR CON UN CENTRO DE OPTOMETRÍA DONDE TODO GIRA ALREDEDOR DEL PACIENTE ”
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