IM OPTICAS nº 16

29 optimización de dichos tratamientos, con el objetivo de mejorar sus resultados, así como la calidad de vida de los pacientes. Sin embargo, en palabras de la Dra. Sánchez Quirós, “mejorar el abordaje requiere disponer de nuevos avances”. Si bien es cierto que el acceso a tratamientos funcionales es determinante en la progresión de la enfermedad, “existen otros aspectos que debemos tener en cuenta”. Apunta que “es importante animar al paciente a buscar ayudas de baja visión, aprender a lidiar con su enfermedad o buscar apoyo psicológico”. En un futuro cercano, está prevista la inclusión de datos genómicos, que junto a la evidencia científica existente de las variaciones genómicas asociadas a las enfermedades maculares, lograrán personalizar aún más el tratamiento. Y algo que puede ayudar es la inteligencia artificial (IA), que permitirá conocer la evolución de las enfermedades de retina a dos años vista, mejorando tanto su diagnóstico precoz como la definición del mejor tratamiento a seguir en cada caso. Fue una de las principales conclusiones puestas en común en el III Curso de Actualización en Retina Médica y Quirúrgica, organizado recientemente en Santiago de Compostela por Miranza Instituto Gómez-Ulla. Quedó claro allí que el apoyo de la IA a la toma de decisiones médicas ayudará a los especialistas en retina en sus tareas de práctica clínica diaria. UN NUEVO ENFOQUE Cirrus Therapeutics, la Universidad de Bristol y el Instituto Universitario Global de Oftalmología de Londres, todos situados en Reino Unido, han descubierto un tratamiento revolucionario para la DMAE. Esta innovadora investigación, que acaba de aparecer en la portada de la revista Science Translational Medicine, revela que potenciar una proteína específica, IRAK-M, en las células de la retina podría ofrecer una terapia nueva y altamente eficaz para la DMAE. El equipo descubrió que aumentar los niveles de IRAK-M en las células de la retina puede proteger significativamente contra la degeneración de la retina. “Este descubrimiento representa el primer enfoque independiente de la vía hacia la DMAE y ofrece una opción de tratamiento integral para los millones de personas que padecen esta afección debilitante”, afirma el Dr. Andrew Dick, jefe de la Unidad Académica de Oftalmología de la Universidad de Bristol, director del Instituto de Oftalmología de la UCL y cofundador y asesor científico jefe de Cirrus Therapeutics. El Dr. Jian Liu, primer autor e investigador científico principal de la Unidad Académica de Oftalmología de la Universidad de Bristol, añade que, “dado que la edad es un factor de riesgo primario para la DMAE, la disminución gradual de los niveles de IRAK-M con la edad, que mayores disminuciones en la DMAE, es una forma clave de identificar los marcadores potenciales de la progresión temprana de la DMAE y, en última instancia, una nueva forma de tratamiento”. Este descubrimiento aprovechará y mejorará los tratamientos actuales para la DMAE, que se dirigen a vías fisiopatológicas únicas. “Nuestro novedoso enfoque no sólo aborda las múltiples vías involucradas en el tratamiento de la DMAE, sino que también ofrece la estrategia más convincente y basada en evidencia disponible en la actualidad”, concluye el Dr. Ying Kai Chan, cofundador y director ejecutivo de Cirrus Therapeutics, que se separó recientemente de la Universidad de Bristol para desarrollar terapias relacionadas con este descubrimiento. SU MANEJO EFECTIVO SE BASA EN TRES PILARES: MEDIDAS PREVENTIVAS, DETECCIÓN TEMPRANA Y TRATAMIENTO ADECUADO Con todo, hay una imperiosa necesidad de prevenir y detectar la DMAE. “Es esencial que los pacientes adopten estrategias preventivas contra la DMAE para mejorar y conservar su calidad de vida”, sostiene el Dr. Vilaltella. Estas estrategias pueden incluir el mantenimiento de una dieta nutritiva y equilibrada, la abstención de hábitos nocivos como el tabaquismo, la protección ocular frente a la exposición solar intensa y la realización periódica de revisiones oculares. Así; cambios en el estilo de vida, como dejar de fumar, comer una dieta rica en antioxidantes y hacer ejercicio regularmente, pueden ayudar a reducir el riesgo y la progresión de la enfermedad. Los síntomas, por desgracia, en las fases iniciales de enfermedad, ninguno. Por eso, la medicina preventiva es tan trascendental.

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