IM OPTICAS nº 16

34 OPTOMETRÍA GERIÁTRICA Los mayores de 65 años no cuidan su salud visual Sin embargo, del mayor reto advierte la Fundación Salud Visual: por lo general, los problemas de visión en los mayores no son consultados ni corregidos con la frecuencia y premura que requieren, a pesar de que, en palabras de Primitivo Ramos, expresidente de la Sociedad Madrileña de Geriatría y Gerontología, “su incidencia es alarmante”. ¿Por qué ocurre esto? De acuerdo a esta entidad, los motivos son diversos. Primero por la propia falta de percepción. Los problemas de visión a menudo pasan desapercibidos en las personas mayores, porque el propio individuo los percibe como normales, no se queja y se resigna. Luis Alfonso García, secretario general de la Fundación Salud Visual, recuerda, sin embargo, que “la pérdida de visión no es una consecuencia normal del envejecimiento”. Además, “las personas mayores no suelen ser conscientes de sus problemas visuales y tienden a sobreestimar sus propias capacidades”, destaca Ramos. En este sentido, el 80 % de las personas mayores de 65 años cree ver bien sin gafas, cuando los estudios de campo demuestran que entre el 72 y 80 % de ellos necesitan una corrección óptica. La falta de revisiones periódicas es otro problema añadido. Y es que las personas mayores no realizan revisiones anuales. Sin embargo, una detección temprana de las patologías de la visión puede evitar el 50 % de los casos de ceguera. Por otro lado, muchos mayores utilizan lentes afuncionales, es decir, gafas que no se ajustan a sus necesidades, ya que llevan una media de ocho años sin revisar ni actualizar la graduación A medida que se cumplen años, también es muy frecuente padecer ojo seco, ya que producimos menos lágrimas o estas son de menor calidad, especialmente en el caso de las mujeres por cambios hormonales. Además, al envejecer se desarrollan procesos degenerativos en la córnea con síntomas que pueden limitar la calidad de vida (ojos rojos o llorosos, dolor o efecto halo, etc.) A estas dolencias, del mismo modo, se pueden sumar otros problemas visuales ligados a la edad, como la mencionada presbicia o la vista cansada, las moscas volantes, o la opacidad corneal. También es común, como informa la Asociación Visión y Vida la ptosis parpebral, conocida como blefaroptosis, que consiste en la caída permanente del párpado superior por una disfunción muscular, impidiendo así la visión parcial o total. Este problema se soluciona mediante una sencilla operación quirúrgica. Asimismo, en la vejez pueden presentarse cambios en el color en la esclerótica; es decir, el blanco de los ojos puede verse alterado hacia tonalidades como amarillo, marrón, azul, o incluso un anillo grisáceo en el borde de la córnea, llamado arco senil, pero por lo general estos cambios de pigmentación no afectan a la visión. Los problemas de visión y el deterioro de la calidad de vida Ante este escenario, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), en colaboración con la Fundación Salud Visual, ha llevado a cabo un estudio en el que ha descubierto cuáles son los principales cambios que se producen en la vista en la vejez, mencionando la presbicia, las cataratas y la DMAE como principales cambios que se producen. Esta investigación alerta de que el 80 % de los mayores de 60 años tiene problemas de visión. Y estas deficiencias afectan al individuo de forma integral, no solo por los riesgos de accidentes y caídas, sino también porque conllevan una pérdida en la comunicación y en las relaciones afectivas y sociales que pueden provocar el aislamiento de la persona, así como cuadros depresivos y de ansiedad. Por su parte, la Asociación Española de Optometristas Unidos (Aeoptometristas) pone de manifiesto que, sobre todo a partir de los 75 años, se hace necesaria una atención especializada. No en vano, como se ha mencionado anteriormente, aun sin padecer enfermedades, el paso del tiempo provoca cambios en los sentidos de la visión y el oído. Si al deterioro natural se añaden además enfermedades propias de la edad (hipertensión, diabetes, glaucoma, cataratas, etc.) y condiciones específicas (polimedicaciones, enfermedades neurodegenerativas, etc.) es imprescindible adaptar los tratamientos y consensuarlos con el resto de especialistas que los tratan. Es ahí donde entra en juego la Optometría Geriátrica, es decir, una especialización dentro de la Optometría que se encarga de abordar los distintos problemas visuales que se producen con el paso de los años. La edad avanzada, además de cambios físicos, provoca cambios cognitivos que hacen necesario adaptar de manera especial los tratamientos optométricos. No es baladí los problemas que se aglutinan dentro de la Optometría Geriátrica, pues la dificultad para ver bien debido a la pérdida de transparencia de los medios oculares o por enfermedades, afecta tremendamente a la calidad de vida, por la pérdida de fuerza muscular y la disminución de los reflejos, que los hace más propenso al mayor a las caídas y a los accidentes domésticos. Además, les hace dependientes de tareas diarias como leer el correo, consultar los datos bancarios y también afecta las relaciones sociales por no poder acceder a las nuevas tecnologías. UNO DE LOS PRIMEROS SIGNOS DE QUE NUESTROS OJOS ENVEJECEN ES QUE SE MANIFIESTA LA PRESBICIA O VISTA CANSADA

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