IM OPTICAS nº 16

55 Además, en cuanto a sus propios productos, ahora tienen una primera versión de las gafas, que les sirve “para pilotear”, pero no tienen previsto “comercializar esta versión actual”. “En este momento, estamos trabajando en una versión comercial. Yo creo que nuestro primer reto a corto y medio plazo sería el lanzamiento comercial de la nueva versión”, sostiene. “Las personas que enfrentan la problemática que tratamos de resolver son personas que padecen baja visión con una reducción del campo visual periférico (no tienen simplemente baja visión, sino una reducción del campo visual periférico), como ocurre en casos de retinosis pigmentaria o glaucoma. Estas condiciones causan visión en túnel, lo que provoca problemas de movilidad. Aproximadamente el 80 % de los usuarios con estas condiciones que prueban estas gafas reportan una mejora significativa en movilidad”, explica el empresario. Puig Adamuz matiza que la situación es diferente en las ferias, donde no hay una selección específica de personas: “En estos eventos, no solo participan optometristas, ópticos y distribuidores, sino también muchos pacientes que prueban las gafas espontáneamente. En este contexto, muchos pacientes que prueban las gafas tienen diferentes enfermedades, como, por ejemplo, degeneración macular, entre otras, y, por lo tanto, no perciben una mejora. En cambio, aquellos que tienen glaucoma o retinosis pigmentaria sí experimentan mejoras al usar las gafas”. Por otro lado, en cuanto a objetivos a largo plazo, quieren seguir añadiendo nuevas funcionalidades: “Esto no implicará cambiar las gafas, sino que será una cuestión más de software. Y, por otro lado, extender nuestra red de distribución a nivel mundial”. Pendientes de la evolución del hardware En ese sentido, a nivel tecnológico, reconocen que les interesa especialmente la evolución del hardware que utilizan: “El hardware en general, y en particular la tecnología de realidad virtual y realidad aumentada, así como también los procesadores que utilizamos para poder hacer que todo el sistema sea lo más ligero, lo más pequeño y lo más ‘llevable’ posible, para que las personas que llevan este tipo de dispositivos lo puedan llevar como quien lleva cualquier gafa normal”. “Eso es lo que más nos interesa, pero es un avance que no depende de nosotros, porque nosotros no somos una empresa de hardware, sino de software. Ya hemos ido reduciendo mucho el tamaño y la forma de las gafas, pero aún hay limitaciones en cuanto a hardware que no nos permite hacerlas todo lo ligera y pequeñas que nos gustaría”, destaca. En ese sentido también señala la importancia de las colaboraciones con otros proyectos e instituciones. Entre otras, han colaborado con la Facultad de Optometría de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC); la Universidad de Barcelona; la Copenhaguen Business School (CBS), quienes les realizaron un análisis de mercado; la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, que participó en las fases iniciales del desarrollo, específicamente en inteligencia artificial; la Nova Universidade de Lisboa, donde participaron en un programa de aceleración. Al margen del ámbito universitario, han colaborado con el Instituto de Robótica Industrial, que pertenece al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), con quienes tienen un proyecto conjunto; con el Centro Tecnológico Leitat, de Terrassa; con Biocat, consorcio que fomenta la innovación en tecnología en Cataluña; etcétera. “Además, en cada uno de los pasos necesarios para el desarrollo del dispositivo, colaboran asociaciones de pacientes relacionadas con la baja visión y especialmente la pérdida de visión periférica, como EsRetina Asturias; Retinosis Gipuzcoa Begisare; la Associació Discapacitat Visual Catalunya; la Asociación de Glaucoma para Afectados y Familiares; y contamos con el soporte de asociaciones profesionales como la Sociedad Española de Especialistas en Baja Visión, entre otras instituciones”, añade.

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