IM OPTICAS nº 17

35 El ojo seco es una patología que en la actualidad afecta a cinco millones de españoles y cerca de 350 millones de personas en todo el mundo, teniendo una importante repercusión en la calidad de vida de las personas. Se trata de una enfermedad multifactorial, compleja y crónica que afecta a la superficie ocular y que produce molestias, problemas visuales y, en algunos casos, lesiones en la córnea y la conjuntiva. Por tanto, y a pesar de que su nombre pueda llevar a equívoco, consiste en mucho más que, simplemente, ‘no tener lágrima’. En este sentido, los principales síntomas del ojo seco, se pueden resumir en sensación de quemazón o arenilla en los ojos, visión borrosa que mejora sensiblemente después de parpadear, ojos rojos, escamas en los párpados, secreción excesiva (legañas) y ojos llorosos, especialmente al cambiar de ambiente. ¿Por qué se produce el ojo seco? El papel de la microbiota ocular Cabe destacar que la sequedad ocular que se puede considerar leve (aunque puede ser muy molesta) es un problema en alza. Si antes de la pandemia se estimaba problemas de ojo seco entre el 5 y el 30 %, los últimos artículos científicos indican que la gran mayoría de las personas incluidas en los estudios han sufrido un aumento de la sequedad ocular tras la crisis sanitaria de la Covid-19, posiblemente causado por el uso de la mascarilla y el aumento de horas frente a dispositivos digitales. Sin embargo, no son los únicos factores que pueden agravar los síntomas. Ciertos medicamentos (diuréticos, antihistamínicos, antidepresivos, tratamientos posmenopausia, radioterapia…), cirugías refractivas (LASIK, excímer), deficiencia de la vitamina A, ambientes con baja humedad, excesiva calefacción o aire acondicionado, uso de lentes de contacto y un largo etcétera, también pueden incidir. En suma, existen varias causas y tipos de ojo seco, en función de los cuales varia el grado de severidad y la estrategia terapéutica para obtener los mejores resultados en cada paciente. Generalmente, el ojo seco se produce por un déficit de lágrima (escasa producción o excesiva evaporación) o porque esta es de mala calidad debido a problemas como la disfunción de las glándulas de Meibomio (falta o alteración de los lípidos que componen la lágrima) o la blefaritis (inflamación del párpado). Además, suele ir asociado a diferentes grados de inflamación. Ojo seco, mucho más que ‘no tener lágrima’ ESTA PATOLOGÍA CRÓNICA Y CADA VEZ MÁS FRECUENTE (AFECTA YA A, APROXIMADAMENTE, 5 MILLONES DE ESPAÑOLES, EL 11 % POBLACIÓN) TIENE UN IMPORTANTE IMPACTO EN LA CALIDAD DE VIDA AL DIFICULTAR LAS ACTIVIDADES COTIDIANAS.

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