12 EL ÓPTICO OPTOMETRISTA Ángel Anoro Lumbierre es óptico desde el año 1981, segunda promoción de ópticos de Terrassa. Se decidió por esta profesión por influencia de un oculista que vivía en su mismo edificio. Cada vez que le veía le decía: “Estudia óptica. Faltan profesionales y es una profesión de futuro”, explica. “Y no se equivocaba. Después de 43 años, le tengo que dar la razón”, afirma. Desde el año 1991, tiene un negocio propio, Natural Optics San Ramón, en Barbastro (Huesca). “Que más que un negocio ha sido un proyecto de vida, que comparto con un equipo de cinco personas que me acompañan, el último desde hace 25 años”, comenta. Sin duda, lo que más valora de su profesión “es la satisfacción que produce su ejercicio. El óptico optometrista tiene la suerte de que, a través de un servicio público y sanitario, llega a muchas personas y pone solución inmediata a una necesidad imprescindible en este mundo tan exigente a nivel visual que nos ha tocado vivir”, asevera. Unos clientes que para Ángel Anoro “solo demandan una cosa: soluciones. Hoy nuestros clientes elaboran un relato lleno de problemas que asocian a sus ojos y que, en ocasiones, nada tiene que ver con su visión. Entonces esperan tener delante a un profeÁngel Anoro Lumbierres Natural Optics San Ramón (Huesca) sional capaz de comprender, identificar el problema y dar solución. Si es posible rodeados de muchos aparatos, mucha tecnología y un buen protocolo”, señala. Quizás por ello, este óptico de Barbastro afirma que “mi especialidad creo que es saber escuchar”. A lo largo de sus 43 años de carrera, Ángel Anoro ha visto y vivido todos los cambios de la profesión. “Empecé cortando cristales a mano. Conocí la primera Indomatic, que apeó a muchos trabajadores de los talleres de las ópticas, y nuestro día a día era hacer las gafas en función de la receta que nos llegaba del oculista. En los años ochenta y noventa, fuimos una generación que, con nuestros estudios, tomamos el relevo de los titulados en anteojería y nos sentíamos capaces de hacer esta profesión más grande”, explica, y añade: “Hemos pasado de ser ópticos de tienda y taller, a profesionales de la Salud Visual. De pelearnos por recibir recetas, a formarnos permanentemente para destacar como profesionales”. Orgulloso de su profesión, este óptico optometrista afirma, respecto a las novedades y los adelantes de la optometría en los últimos tiempos, que “si hay algo que en estos momentos me ilusiona, es el control de la miopía”. Pero además, las dos novedades que destacaría por encima del resto son “el reconocimiento del óptico como profesional de la Salud Visual y el acceso a las oposiciones que dan acceso a la Sanidad pública. Y como adelanto, la facilidad con la que hoy llegamos a la formación”. Respecto al futuro, Ángel Anoro tiene claro que “el mundo de la óptica se dirige hacia la especialización”. Y así lo ve él: “Tenemos que dejar de ser observadores para pasar a ser docentes del uso responsable de las nuevas tecnologías y de la Salud Visual. El óptico optometrista se debe sentir un cruzado en la lucha contra el mal uso de las nuevas tecnologías. Debemos crear conciencia de que, vivir en este mundo tan exigente a nivel visual, al tiempo que deterioramos nuestras habilidades visuales, como la visión periférica, la velocidad de reacción, la atención etc. solo nos lleva a perder calidad de vida, a desorientarnos y, a lo peor, a enfrentarnos a situaciones de salud mental de las que tanto nos quejamos hoy”. Para concluir, Ángel Anoro añade: “Llevo el optimismo casi como enfermedad y me gustaría que algún día alguien fuera capaz de hacernos ver que, dentro de la optometría, se está empezando a vislumbrar una parte, hasta ahora escondida, que se llama la optometría del sentido común”. EN A PIE DE ÓPTICA NOS ACERCAMOS A LOS PROFESIONALES DEL SECTOR PARA DESCUBRIR DE PRIMERA MANO CÓMO ES SU DÍA A DÍA Y CONOCER SUS INQUIETUDES Y PREOCUPACIONES. TODO CON UN OBJETIVO CLARO: SER EL ALTAVOZ DE LA PROFESIÓN. A pie de óptica
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