28 GAFAS PARA NIÑOS tivo (fatiga visual, dolor de cabeza o frotarse mucho los ojos), son acciones muy sencillas que pueden favorecer una mejor salud visual desde la infancia. Para Eduardo Morán, “además de estas medidas de higiene visual, es imprescindible concienciar a todos los ciudadanos de que las revisiones periódicas de la visión constituyen un elemento esencial para la promoción de la salud visual de los niños y la prevención de complicaciones que puedan impactar en la visión, alterando su calidad de vida”. Así pues, la prevención y la rehabilitación de cualquier alteración visual son cruciales en edades tempranas debido a que la neuroplasticidad en esta etapa facilita una mayor compensación, por lo que hay varios síntomas que pueden servir de voz de alarma para detectar la existencia de problemas visuales, desde las manifestaciones típicas de visión borrosa o cansancio ocular, hasta visión doble, enrojecimiento o lagrimeo, el acercamiento excesivo al televisor o a los libros, la muestra de una gran sensibilidad a la luz, un aumento de dolores de cabeza o cansancio en los ojos, y la negación a usar algunos dispositivos electrónicos porque le provocan incomodidad ocular, entre otros. Los ópticos optometristas también recomiendan observar si el niño se pierde entre líneas cuando lee o usa el dedo para guiarse por el texto, si entorna los ojos o ladea la cabeza para ver mejor, si se frota los párpados con frecuencia o si cierra un ojo para enfocar mejor y si evita actividades que requieren visión de cerca o visión de lejos. Cómo deben ser las gafas de los niños En este contexto, los instrumentos ópticos como las gafas suelen corregir eficazmente los errores de refracción del ojo. También entre los más pequeños, aunque algunos motivos difieren respecto a los adultos. Como explica la Asociación Española de Pediatría, en las primeras etapas de la vida, las gafas se usan para corregir los errores de refracción causados por la hipermetropía, la miopía o el astigmatismo. También pueden ser necesarias para ayudar a enderezar los ojos cuando no están bien alineados (estrabismo) o, en los casos de ojo vago (ambliopía), para ayudar a fortalecer la visión del ojo débil. Si uno de los dos ojos tiene poca visión, puede ser conveniente el uso de gafas para proteger el otro ojo. La pregunta es: ¿cómo deben ser las gafas de los niños? De acuerdo a los expertos, los cristales o lentes recomendados son de material orgánico, como el policarbonato, que son inastillables, aunque tienen la desventaja de que se rayan con mayor facilidad. Además, han de tener tener la graduación exacta que prescrita, y ser un producto tan pequeño y ligero como sea posible para que no molesten, pero lo suficientemente grandes para que el niño no pueda mirar por fuera de los cristales. En cuanto a la montura, “debe pesar poco y ser fuerte y duradera, pero también flexible”. En este sentido, en los niños más pequeños son recomendables las monturas de plástico rígido, y en los bebés es mejor elegirlas blandas, por ejemplo, de silicona. El tamaño, por otro lado, es importante. “Cada niño tiene una cara particular y la montura debe ser elegida de forma que se ajuste adecuadamente. Las gafas deben encajar bien y ser cómodas, de lo contrario el niño no querrá ponérselas. Asimismo, los ojos deben estar centrados en medio de los cristales para que el centro óptico de la lente coincida con el punto de visión de cada ojo. La distancia entre los cristales y los ojos ha de ser la mínima posible, siempre que las gafas no toquen las mejillas ni las pestañas. Por arriba no deben llegar por encima de las cejas, pues de lo contrario se limita la expresión facial. Por abajo han de estar entre el párpado y la mejilla, sin descansar en los pómulos. Por los lados, las gafas deben llegar hasta la altura de las sienes”, desarrolla la asociación pediátrica. De igual manera, es aconsejable que el puente que apoya en la nariz ofrezca la mayor área de contacto posible, para que las gafas queden bien sujetadas. “Se recomienda que esté en posición baja y no en la parte superior de las gafas. Como los niños tienen la nariz chata, si el puente está en la parte alta de las gafas es fácil que se escurran y que mire por encima de las gafas”. Y el último aspecto tener en cuenta son las patillas, preferiblemente blandas para que se puedan ajustar con facilidad a la parte posterior de las orejas, permitiendo un buen agarra y seguridad. Para los bebés y los niños más pequeños son adecuadas las patillas rectas y elásticas que se sujetan por detrás con una goma; esto ayuda a que las gafas se mantengan en su sitio. ¿Lentes de contacto en la infancia? Al contrario de lo que mucha gente cree, las lentillas pueden ser una modalidad de tratamiento muy útil, incluso necesaria, para niños con diferentes necesidades optométricas. En este sentido, la vicedecana del Colegio de Ópticos-Optometristas de Castilla y León (COOCYL), Ana Belén Cisneros, aclara no hay una edad “determinada” para el inicio del uso de lentes de contacto en niños, pues depende de su grado de responsabilidad y de la facilidad que tenga “para adquirir los hábitos y las destrezas manuales necesarias para usarlas de manera adecuada y mantenerlas con una higiene correcta”. Además, tal y como recuerda la experta, en los últimos años han aparecido nuevos materiales que son más biocompatibles con edades tempranas, ya que aportan mayor comodidad y seguridad para el uso continuado. Por todo ello la utilización de lentes de contacto se recomienda cada vez más pronto, entre otros casos, para niños con miopía, al ser importante “llevar un buen control de la ametropía para ralentizar su progresión y evitar alteraciones futuras, además de mejorar su calidad visual”. En esta problemática, el uso de lentes de ortoqueratología (lentillas que se utilizan durante el sueño y que compensan la graduación para ver bien durante el día) o especiales para control de miopía son las más efectivas. También se recomienda especialmente utilizar lentes de contacto a niños y adolescentes que practican determinadas actividades extraescolares o deportes, para los que es indispensable una óptima visión y el uso de gafas podría interferir. Sobre todo, en los deportes de contacto o en acciones en las que se puedan producir caídas o roturas de gafas, con los daños oculares que esta situación podría provocar. Así las cosas, el uso de lentillas aporta comodidad al usuario respecto a la utilización de gafas.
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