IM OPTICAS nº 18

57 gios también tienen un papel fundamental en la promoción de hábitos saludables para la vista y en la realización de campañas de prevención. Porque detectar a tiempo cualquier afección ocular es clave para evitar complicaciones futuras y garantizar una buena calidad de vida, algo especialmente importante en los más pequeños. La visión de un recién nacido se sitúa entre el 10 y el 20 %, pero el bebé solo tiene capacidad para percibir su entorno de manera borrosa, pues su cerebro no está preparado para procesar la información visual que le llega. Por ese motivo casi siempre tienen los ojos cerrados y la mayoría de ellos presenta ojos grises o azulados, ya que lo habitual es que el iris no alcance su color permanente entre los 3 y 6 meses. Y si no es motivo de preocupación durante los primeros meses el hecho de que sus ojos bizqueen o se desvíen hacia afuera, ya que tanto las estructuras oculares como su cerebro se vayan desarrollando y los músculos de sus ojos tardan en fortalecerse, pasados los seis meses, el bizqueo ya no debe considerarse normal. A partir de su primer año, el niño va desarrollando áreas como coordinación ojo-mano, seguimiento visual y percepción espacial, y es capaz de señalar un objeto que le llame la atención, así como dar sus primeros pasos, aunque las estructuras del ojo van cambiando hasta lograr la visión óptima hacia los seis o siete años, un proceso que se conoce con el nombre de emetropización. Pero a pesar de que los ojos de los niños se examinan en la primera revisión neonatal, así como en las sucesivas revisiones periódicas, el informe Radiografía de la pobreza visual infantil en España 2024, de la Asociación Visión y Vida, deduce que un 8,4 % de los niños españoles no puede costearse gafas o lentillas. Una lacra que afecta a más de 724.266 niños y niñas en todo el país y que, en la mayoría de los casos, no se trata de un problema de accesibilidad, sino de imposibilidad de asumir ese gasto por parte de la unidad familiar. Falta prevención La mayoría de los expertos reconocen que aún queda mucho camino por recorrer para lograr el bienestar ocular óptimo de los españoles debido, entre otros aspectos, a la poca concienciación existente entre la población sobre la importancia de llevar un estilo de vida saludable. Unos hábitos sanos que repercuten, y mucho, en nuestros ojos. Solo el 49 % de la población percibe una asociación entre la salud ocular y hábitos de vida, pese a la relación ya demostrada que existe entre el estado de nuestros ojos y el sueño, el tabaco, el alcohol, la alimentación o el deporte. En contrapartida, más de la mitad consideran que factores que no dependen de uno mismo, como la herencia, la contaminación o el clima, pueden afectar a la salud ocular, lo cual también es cierto. Para una mayor prevención, los especialistas recomiendan acudir al especialista una vez al año, sobre todo en etapas como la infancia y a partir de los 40 años, cuando empieza a aumentar la prevalencia de muchas patologías oculares debido a la edad, como DMAE o glaucoma, así como problemas funcionales naturales del envejecimiento, como la presbicia o vista cansada y la catarata. Además, apuntan a que es esencial llevar a cabo controles visuales regulares para detectar cualquier cambio en la visión y corregirlo de manera oportuna. A su vez, una dieta equilibrada, un descanso adecuado y la práctica de ejercicio físico también influyen positivamente en la salud visual. En el caso de los más pequeños, el foco se pone en fomentar el juego al aire libre y reducir el tiempo frente a pantallas, lo que contribuiría a disminuir el riesgo de desarrollar miopía, a la vez que se aconseja que los menores de siete años utilicen de manera regular dispositivos electrónicos, ya Medidas importantes para proteger los ojos a lo largo del año: • Buscar espacios sombreados. Cuando uno está en zonas exteriores durante tiempo prolongado, es importante buscar zonas donde protegerse del sol. Los árboles y estructuras son los mejores aliados. • Protegerse al hacer actividades al aire libre. Salir al exterior siempre será una buena opción para la salud en general, pero es importante protegerse al realizar ciertas actividades en las horas centrales del día, donde los rayos UV son más intensos y, por lo tanto, más perjudiciales. • Usar gorras y sombreros. Ayudará a evitar la incidencia directa de la luz ultravioleta. Los sombreros anchos son una buena opción para resguardar el área circundante a la zona ocular. • Utilizar gafas de sol con filtros adecuados. Tienen que cumplir con los estándares de calidad y protecciones necesarias. En ocasiones y según la actividad a realizar, las gafas tendrán unas características determinadas, sobre todo en el caso de algunos deportes como el esquí, donde la vista está muy expuesta al deslumbramiento debido al reflejo de la luz en la nieve. Es importante que las gafas estén homologadas con el distintivo “CE” y que lleven el distintito UV, que garantiza el buen funcionamiento de la protección a la radiación ultravioleta. También hay que tener en cuenta el filtro solar y el color adecuado de las lentes. • Mantenerse hidratado. Es esencial, ya que contribuirá al buen funcionamiento ocular. Para ello, es importante beber mucha agua y mantener los ojos hidratados con lubricantes oculares o lágrimas artificiales. • Llevar una buena alimentación e incorporar a la dieta alimentos ricos en antioxidantes y nutrientes beneficiosos para la vista (vitamina A, C y E). • Aplicar protección solar en los párpados. Son una de las grandes zonas olvidadas a la hora de aplicar la crema. Sin embargo, es una de las zonas más delicadas y muy susceptible a los daños del sol.

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