73 Fatiga ocular o astenopía: estrés visual y riesgos al volante La fatiga ocular o astenopía es una condición común que afecta a muchas personas, especialmente a aquellos que pasan largas horas frente a pantallas electrónicas o realizan tareas que requieren un esfuerzo visual prolongado. Los conductores que experimentan fatiga ocular pueden sufrir de visión borrosa, sequedad ocular, dolor de cabeza y dificultad para concentrarse, lo que puede afectar su capacidad para tomar decisiones rápidas y mantenerse alerta al volante. Además, la conducción prolongada sin descansos adecuados puede aumentar la sensación de fatiga ocular, lo que incrementa el riesgo de somnolencia y distracción. La fatiga ocular también puede reducir la sensibilidad al contraste, dificultando la detección de objetos en condiciones de baja luminosidad, como al conducir de noche o durante condiciones climáticas adversas. Medidas preventivas y cuándo evitar la conducción Para mitigar los riesgos asociados con las enfermedades oculares, es fundamental que los conductores, especialmente los mayores, se sometan a revisiones regulares. La detección temprana de enfermedades como las cataratas, el glaucoma o la degeneración macular puede permitir el tratamiento oportuno y evitar que progresen a etapas en las que la conducción se convierta en un peligro. En el caso de las cataratas, la cirugía para retirar el cristalino opaco puede restaurar considerablemente la visión y mejorar la seguridad al volante. Además, los conductores deben ser conscientes de cuándo es peligroso conducir debido a su estado visual. Si se experimentan síntomas como visión borrosa, halos alrededor de las luces, dificultades para ver de noche o pérdida de la visión periférica, es crucial consultar a un especialista antes de tomar el volante. En particular, los conductores con glaucoma avanzado, retinopatía diabética o DMAE deben evitar conducir en condiciones de baja visibilidad, como por la noche o en días nublados, ya que sus habilidades visuales en estas situaciones pueden estar gravemente comprometidas. Detectar y tratar estos problemas a tiempo, así como seguir las recomendaciones de los profesionales de la salud, puede mejorar la seguridad tanto del conductor como de los demás usuarios de la carretera. Con una mayor conciencia y educación sobre los riesgos de la visión y la conducción, es posible reducir los accidentes viales causados por problemas oculares. LAS ENFERMEDADES OCULARES REPRESENTAN UN RIESGO SIGNIFICATIVO PARA LA SEGURIDAD VIAL, ESPECIALMENTE EN CONDUCTORES MAYORES O AQUELLOS CON AFECCIONES VISUALES PREEXISTENTES
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