95 ojos y tu vida y El estrabismo infantil tiene cura. Las claves para solucionarlo de manera sencilla y definitiva. Muchas veces los entrega como material de apoyo. “Es diferente el estrabismo en niños que en adultos. En niños, hay distintos tratamientos. No hacer nada. Puede empeorar o curarse. Gafas; es lo que usamos con más frecuencia y conseguimos que el niño con gafas no desvíe nada los ojos. Prismas, que son unas gafas especiales en forma de cuña que ayudan a las personas que ven doble. Ya no es sólo torcido el ojo, sino que se ve doble y ponemos una gafa especial. Ejercicios de terapia visual, que es gimnasia visual. Hay estrabismos pequeñitos, descompensados o recientes en los que los ejercicios pueden ir fenomenal. Toxina botulínica. Y cirugía. La cirugía acaba siendo lo último”, expone. “En adultos, prácticamente todos, el 90 %, son candidatos a cirugía. Es raro que un paciente adulto que nació con estrabismo y quiere una solución estética no sea quirúrgico”, añade. En los niños, hay que operar a un 20-25 %. El resto, 75 %, se resuelve sobre todo con gafas o con terapia visual. Los niños no suelen ver doble, por lo que no suelen necesitar los prismas. Hurtado Ceña opera a más adultos que niños, porque estos tienen más opciones. “El estrabismo de un niño, si lo tratas pronto, puede curarse del todo, que es ver con los dos ojos a la vez”, declara. Una persona sin estrabismo ve con los dos ojos a la vez, percibe la profundidad, no tiene ojo vago. El éxito de la cirugía, de resolver el problema, es de un 91 %, tanto en adultos como en niños. Si es necesario, se vuelve a operar. “Si tengo un niño con cuatro años que necesita cirugía en ese momento, ya se la hago. No me espero a los seis ni a los ocho. No hay una edad ideal. Ya me está pidiendo ayuda y le opero. Si no queda bien, a los cuatro y medio se está operando de una segunda cirugía y ya queda bien. Hemos resuelto el problema para toda la vida”, comenta. Una segunda operación puede ser más complicada para él porque tiene más cicatrices, pero el resultado, en porcentaje de éxito, es igual, un 91 %. Avisa de que, si un paciente se ha operado varias veces en la infancia y se quiere volver a operar de adulto, es probable que el ojo quede un poquito más rojo, por haber operado la conjuntiva varias veces. “Ya no queda lisa, blanca y perfecta. De hecho, a veces usamos un injerto de otro lado, y ya queda fenomenal. Hay que usar piel conjuntiva de otro sitio”, remarca. Lo bueno de la cirugía de estrabismo es que es por fuera del ojo, habiendo menos riesgo por ello de afectar a la visión. No es una operación que precise mucha tecnología. Por músculo, Hurtado Ceña tarda entre nueve y 13 minutos. Si son dos músculos, máximo 26. Si son tres, 39. Pero, para dormir al niño, los anestesistas emplean entre diez o 15 minutos y para despertarlo otros diez o 15. Es lo que hace que aumente su duración. En un adulto, una cirugía mínima puede ser 35 o 40 minutos, un solo músculo, y a partir de ahí 50 o una hora. Hasta los doce años, los opera con anestesia general. Puntualiza que, “con 12, sobre todo las niñas, si se les explica lo que va a ser el quirófano, aguantan despiertas perfectamente”. Miopía Abordamos con Hurtado Ceña otras enfermedades oftalmológicas. En los niños, la que más está creciendo en prevalencia es la miopía, “porque está asociada a la actividad cercana mantenida”. Recuerda que“el ojo crece en teoría con el cuerpo; pero no, es por la actividad que uno hace”. Si, en una etapa de crecimiento, miramos todo el día cosas de cerca, muy cerca, le estamos diciendo al ojo que nos fabrique un ojo que ve bien de cerca, por ende, miope. Se ve fantástico de cerca y no de lejos. Por eso, las recomendaciones que dan los oftalmólogos siempre son alejarse las cosas y salir al aire libre al menos dos horas al día. “No es algo exclusivo de la pantalla. Nos hace estar más tiempo con una actividad, pero podría ser la lectura”, matiza. Produce miopía porque es una actividad cercana y mantenida. “El Instituto Internacional de Miopía están liderando muchos estudios para controlar la miopía y hayó cinco medidas o tratamientos disponibles”, prosigue. Lo primero es medirla. “Tienes que saber si la miopía viene de la córnea, del cristalino o de la longitud del ojo”, destaca. Se necesita tecnología para medirla. A partir de ahí, alejarte las cosas, salir al aire libre, ponerse lentillas, de noche o de día, gotas o gafas especiales. Éstos son todos los tratamientos que han demostrado evidencia científica.“La lentilla y la gafa están en manos del óptico y la gota, en manos del oftalmólogo. O sea, la colaboración no puede ser más necesaria en este campo de la miopía”, justifica. “Un niño con ocho años puede ser un buen candidato a lentes de contacto especiales. Hay de dos tipos: duras y blandas. Las duras son como un cristalito y se llaman ortoqueratología. Te las pones para dormir y, entonces, durmiendo, hace como una ´recarga del ojo´. Luego, por la mañana, te la quitas y ves bien. Sin gafas y sin lentillas todo el día y te controla la miopía”, especifica. Son lentillas “Yo necesitaba al óptico en muchos casos, por eso les derivaba lo que yo no podía manejar” Algo que diferencia al Instituto Nacional de la Visión, en Madrid, es que la socia de Javier Hurtado Ceña, al 50 %, es una optometrista, Elena García Rubio. “Antes era un centro de optometría; con sus gafas, su terapia visual y sus lentes de contacto. Siempre me decían que viniera a trabajar porque nos derivábamos pacientes y al final lo hice. Como especialista en estrabismo, yo necesitaba al óptico en muchos casos, por eso les derivaba lo que yo no podía manejar y de ahí viene una colaboración: yo hago un trabajo y tú terminas de hacer el otro”, explica él. Tienen sus consultas separadas. Si surge una duda en optometría, le mandan al paciente y viceversa. Atienden a unos 1.000 pacientes al año en la parte de oftalmología y a otros 1.000 en la de optometría. Hurtado Ceña opina que, en general, la colaboración oftalmólogo-optometrista está en auge, aunque todavía queda mucho camino por recorrer.
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