45 2. La necesidad de revisar periódicamente la salud visual del menor. Además, la revisión debe ser realizada por un profesional de la visión, muy accesibles en España. Todas las poblaciones de más de 15.000 habitantes cuentan con un óptico optometrista a su disposición, siendo la ratio de número de ópticas por población mayor que el de los países de nuestro entorno. No se comprende cómo esta revisión visual completa no se aborda correctamente en el Plan del Niño Sano. De nada sirve revisar la visión de lejos del menor e ignorar su calidad visual en cerca, donde pasa tantas horas frente pantallas, textos, juegos. Una evaluación del sistema visual debe incluir la visión lejana y cercana, la capacidad y agilidad para enfocar, los movimientos adecuados de los ojos que facilitan la lectura, la comprensión lectora y la velocidad de pasar de lejos a cerca. Es imprescindible detectar problemas visuales que están interfiriendo en su desarrollo educativo y que pasan desapercibidos sin esta revisión profesional. En España, el 72,8% de los casos han sido los padres, profesores o el propio menor (15,8%) quienes han descubierto un problema visual, escapando a las revisiones de sus pediatras y a la derivación a un especialista. 3. La necesidad de ofrecer sistemas de ayuda económica cuando sean necesarios. Cuando se logre que la sociedad posea una conciencia sobre el cuidado de su salud visual, solo queda incluir sistemas de ayuda económica en aquellos casos en los que la persona o la familia no pueda hacer frente al gasto. Poder hacer frente a los gastos en gafas (que suelen romperse y necesitan actualización constante debido al incremento de la graduación) y de lentillas o de terapia visual (necesaria en casos en los que el procesamiento visual impide un desarrollo normal del menor) resulta imprescindible. Entonces, ¿qué es la pobreza visual y cuál es la tasa infantil? ‘Pobreza visual’ es un término acuñado y difundido por Visión y Vida durante la crisis de 2008-2014 empleado para referirse a la “imposibilidad que tiene la persona de adquirir aquellos equipamientos ópticos que necesita para alcanzar una visión adecuada”. Esta pobreza visual, que no se ve, lleva años sucediendo en España. Sin embargo, no fue hasta esa gran crisis económica cuando se comenzó a medir. En 2015, un estudio poblacional realizado por Visión y Vida detectó que la crisis económica que se vivía generó que el número de visitas al profesional de la visión se redujeran en un 25%. Asimismo, el mismo informe probó que el 10% de aquellos que acudieron y recibieron una prescripción para el cambio de lentes o lentillas retrasó su compra o, en aquellos casos en los que sí se hizo frente a la compra, el 90% invirtió, como mínimo, un 10% menos. Más tarde, la crisis del Covid-19 no ha hecho más que agravar estos datos. En cuanto a la tasa de pobreza visual infantil, desde Visión y Vida se calcula que, si casi diez millones de personas viven bajo el umbral de la pobreza y, según el INE, el 62,94% de la UN MENOR CON UN PROBLEMA DE VISIÓN NO CORREGIDO PUEDE SUFRIR CASOS DE FRACASO ESCOLAR QUE LE PRIVEN DE UN FUTURO DIGNO Referentes con los que aprender Visión y Vida también han expuesto ejemplos de iniciativas que se están llevando a cabo en otros lugares con el propósito de suprimir la pobreza visual. A nivel español, mencionan el caso valenciano, donde se concede una ayuda que ya está en marcha. Por tanto, en España contamos ya con un caso de éxito que puede servir de referencia para el resto de ayuntamientos, comunidades autónomas y para el gobierno nacional. Se trata del caso del Ayuntamiento de Valencia, que firmó un acuerdo con el Colegio de Ópticos-Optometristas de la Comunidad Valenciana para ofrecer un sistema de ayudas, por medio de Servicios Sociales, a todos los ciudadanos que las soliciten para la renovación de gafas, lentes de contacto y audífonos. De este modo, los ciudadanos pueden acceder a una ayuda de 108 euros por unas gafas monofocales, el doble si se requiere compensación para distancia próxima y lejana; 300 euros para gafas progresivas; 400 euros para productos de baja visión; 80 euros para las monturas de gafas, y 200 euros para el caso de las lentes de contacto. Por otro lado, también se menciona el referente italiano, ya que el Gobierno de Italia aprobó una medida incluida dentro de la Ley de Presupuestos 2021 del 30 de diciembre de 2020 denominada ‘Bonus Vista’. Por consiguiente, se incluyó en estos presupuestos una partida destinada a la compra de gafas y lentes de contacto para aquellos ciudadanos que más lo necesitasen, garantizando así la protección de la salud visual de los italianos. Y, aunque desde Visión y Vida se considera insuficiente esta ayuda, puesto que no cubre gran parte del coste del equipamiento óptico, sigue siendo un avance respecto a la situación vivida en España. Técnicamente, este fondo se ha denominado ‘Fondo para la protección de la vista’ y consiste en un presupuesto de 15 millones de euros para los años 2021, 2022 y 2023. Este se repartirá en bonos de 50 euros, al mismo tiempo que los solicitantes deberán cumplir el requisito de no tener una renta mayor de 15.000 euros. Así pues, se trata de una ayuda directa, no una deducción en el impuesto de la Renta de las Personas Físicas.
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