IM OPTICAS nº 8

74 Un objetivo claro Desde la creación de Fiapas en el año 1978, el objetivo ha sido claro, como apuntan desde la Federación: promover los derechos de las personas con discapacidad auditiva y de sus familias. “Durante estos cuarenta y cinco años, hemos recorrido un largo camino, no exento de dificultades, en el que se han ido consiguiendo importantes avances de los que debemos sentirnos orgullosos. Actualmente, contamos con 47 entidades confederadas que constituyen la mayor plataforma de representación de las familias de personas sordas de nuestro país”, afirma el presidente de la entidad. Porque se habla mucho de las personas sordas y sus derechos, pero las familias, parte de ser un apoyo constante, también sufren esas limitaciones. “Efectivamente, el eje de nuestra política asociativa son las familias y trabajamos en la defensa de sus derechos, necesidades e intereses. La respuesta a los mismos no deja de ser la respuesta primaria y básica para promover y proteger los derechos de las personas con discapacidad auditiva que forman parte de ellas, ya se trate de los hijos, del padre, la madre, los abuelos, los hermanos, etc. Al tiempo que trabajamos por que cuenten con las medidas y ayudas que les permitan hacer frente al sobrecoste emocional, económico y de todo tipo que genera la presencia de la discapacidad auditiva en uno de sus miembros”, destaca Aedo Cuevas. De tal manera que uno de los puntos principales de sus propuestas y objetivos para este 2023 tiene que ver con la profunda reflexión estratégica que se inició, en los últimos años, desde el Movimiento Asociativo de Familias FIAPAS. Ello desembocó en la creación de una hoja de ruta compartida sobre lo que se esperaba de FIAPAS en el cuatrienio 2021-2024, con el firme propósito de avanzar en la consecución de construir una sociedad inclusiva, donde las personas con sordera y sus familias sean los protagonistas de sus propias vidas y sus decisiones, ejerzan sus derechos y participen en igualdad de condiciones en todos los ámbitos de la sociedad. Derechos fundamentales Es cierto que el avance vertiginoso experimentado a lo largo de los últimos años en el ámbito sanitario, educativo, tecnológico y social ha permitido que, actualmente, las personas sordas puedan alcanzar metas “que cuando Fiapas surgió eran impensables. Y a esa consecución desde la Federación hemos contribuido activamente”, afirma el presidente. Si bien abogan por la consecución de más derechos para las personas con discapacidad auditiva, porque, como apunta Aedo Cuevas, los ciudadanos tenemos reconocidos en la Constitución Española y en el resto del ordenamiento jurídico una serie de derechos. “Las personas con discapacidad auditiva, como cualquier otro ciudadano, participan del mismo marco de derechos que el resto, contando además con legislación específica que regula los medios y medidas que contribuyen a su ejercicio pleno, garantizando su acceso a bienes, servicios y productos, en igualdad de condiciones de uso y disfrute”, destaca. Y para ello, el presidente de Fiapas pone un ejemplo: “Para poder ejercer estos derechos, las personas con sordera necesitan productos y recursos de apoyo a la audición y a la comunicación oral. Por ejemplo, cuando un estudiante con sordera no cuenta con una emisora FM en clase, no puede ejercer su derecho a la educación puesto que no está accediendo a los contenidos que se imparten en la misma. Cuando una persona sorda va al cine y la película no está subtitulada y la sala no cuenta con bucle magnético, no puede ejercer su derecho a la cultura. Durante la reciente pandemia, sólo se podía contactar con los centros de salud a través de teléfono, por lo que las personas sordas han visto que se ponía en grave riesgo su derecho a la salud. Y así podríamos seguir ejemplificando con los diversos derechos fundamentales que deben ser garantizados para todos”, concluye. Porque, para el presidente de la entidad, el gran error que comete la sociedad en su conjunto, pero también algunas administraciones y poderes públicos, es creer que una persona con sordera que habla y usa prótesis auditiva tiene resueltas todas las situaciones de interacción con el entorno y no encuentra barreras en el acceso a la información. “Se desconoce lo incapacitante que puede llegar a ser el hecho de no oír, provocando aislamiento y otros problemas cognitivos y emocionales. Algo que resulta muy limitante en la actividad diaria, ya que hay situaciones en las que la distancia con el interlocutor o la fuente de sonido, además del ruido ambiente, limita las prestaciones de las prótesis, aparte de restringir la autonomía y la participación de quien no oye”. Sobre todo, porque dentro de ese millón largo de personas en España que tienen una discapacidad auditiva de distinto tipo y grado, existe una generación de jóvenes y de niñas y niños con sordera que comunican en lengua oral, utilizan prótesis auditivas y productos de apoyo a la audición y a la comunicación oral. Así como personas adultas con sordera que también comunican en lengua oral y son usuarias de prótesis auditivas y de productos de apoyo, tanto para la accesibilidad auditiva como para el acceso a la información y a la comunicación. Concienciación Recientemente, el Gobierno ha anunciado que mantiene los incentivos a la contratación laboral de personas con discapacidad. De ahí que preguntemos al presidente de Fiapas si existe mucho desempleo en el espectro de las personas con discapacidad auditiva. “La tasa de actividad de las personas sordas fue en 2021 del 55,5%”, –comenta José Luis Aedo–, “más elevada que la media de la población con discapacidad (que es el 34,6%), pero casi 20 puntos por debajo de la media sin discapacidad”. Un hecho que se debe a que la sordera continúa siendo una discapacidad invisible y desconocida, más aún cuando la

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